Los primeros esquís de Ángel González de Lena “Gelito” fueron unas tablas de madera de unas pipetas de vino. Se los calzaba para ir a Busdongo, desde el pueblo de Pajares, a por la compra para la familia. Así nació una leyenda. Unos años después de aquellos recados entre la nieve, se convirtió en “Galgo de Pajares”. Fue uno de los impulsores de la estación de Valgrande-Pajares y del deporte de invierno en España. Falleció ayer, a los 78 años de edad. Le lloran sus dos familias: la de casa y la del mundo del esquí. “La estación se queda sin su Ángel”, afirmaron sus seres queridos.
La historia de Gelito hay que contarla junto a otros dos nombres: Jesús Pérez Álvarez “Chusco” e Isaac García Álvarez “Saso”. Los tres “Galgos de Pajares” originales, porque luego les siguieron otros que heredaron el apodo. Juntos, batieron récords: fueron campeones de España de esquí de fondo y de relevos durante once años consecutivos. Estuvieron en las preolimpiadas de Innsbruck (Austria, 1964) y Grenoble (Francia, 1967). “Chusco” falleció en el año 2014. Así que, de aquel trío imbatible, ya solo queda “Saso” en la tierra.
Al mediodía de ayer, respondió al teléfono de su casa de Pajares con la voz cargada de pena.
"Más que un compañero, se me va un hermano"
–Se me fue más que un compañero, más que un amigo. Era mi hermano. Con él viajé por el mundo, gracias al deporte. Con él aprendí el valor de la humildad. “Gelito” será siempre, para mí y para muchas otras personas, inolvidable.
Siempre en el recuerdo. Apunta el esquiador Íñigo Cabal, presidente del Ski Club Elit Mirios, que “estaremos eternamente agradecidos a sus enseñanzas”. Los esquiadores de Pajares recibieron la noticia “con consternación”, aunque “Gelito” llevaba ya unos años con problemas de salud. En 2018, tras sufrir un ictus, la Compañía de Operaciones Especiales (COE 72) le brindó un homenaje. A pie de pista, como a él le gustaba: “El que sabe esquiar en Pajares, sabe esquiar en todo el mundo”, repetía siempre.
Llevaba el nombre de la estación allá donde fuera. Llevaba Pajares en el alma. Una de sus últimas apariciones públicas fue en una concentración en defensa del complejo invernal: “Hay que pelear por esta estación, es histórica, una de las primeras de España. Se lo merece todo”, apuntaba. Era “amante y defensor” del complejo invernal, señalaron desde la Federación de Deportes de Invierno (FDIPA), que preside Lucía Noriega. Estuvo al frente de la Escuela de Esquí hasta que pudo, le encantaba descubrir nuevos talentos: “Enseñó a muchas generaciones a esquiar, y les trasmitió la pasión que tenía por este deporte”, destacaron desde la Federación.
"Era un gran maestro", afirman alumnos de la Escuela de Esquí de Pajares
Dicen los que le conocieron como monitor, que era un gran maestro: “Animaba a los mejores y a los que lo hacían un poco peor. Inculcaba, más allá del esquí, el valor de ser una buena persona”.
“Gelito” tenía la bondad de sello. Afirma la alcaldesa de Lena, Gema Álvarez, que el concejo llora “a un gran deportista y, sobre todo, a una gran persona”. Recordó algunos de los últimos momentos que pasó con el “Galgo de Pajares”, y cómo no abandonó la sonrisa en ninguno de los homenajes que recibió. Hace casi una década, él y sus dos compañeros recogieron el título de “Hijos Predilectos” de Lena. “Deja una huella imborrable, dentro y fuera del municipio”.
Un cariño que ayer se percibía en el tanatorio de Mieres. Fueron muchos los que se acercaron a la sala número 4 para arropar a la familia: “Estamos muy agradecidos, siempre se sintió muy querido”, afirmó su mujer, Rafaela Sánchez. “Gelito” llevaba un tiempo batallando con su delicada salud, ahora ya descansa. Esta tarde, a las cuatro, será el funeral en la iglesia de su pueblo natal: Pajares. La despedida para un Ángel que, allá donde vaya, llevará sus esquís puestos.
