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“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
Luisma Murias
“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
Luisma Murias
“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
Luisma Murias
“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
Luisma Murias
“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
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“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
Luisma Murias
“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
Luisma Murias
“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
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“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
Luisma Murias
“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
Luisma Murias
“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
Luisma Murias
“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
Luisma Murias
“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
Luisma Murias
“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
Luisma Murias
“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
Luisma Murias
“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
Luisma Murias
“No tiene nada que ver con lo que estoy acostumbrada a hacer. Es impresionante cómo trabajan con la madera y con el ‘hachu’”. Lidia Sánchez Ramos es teniente médico del cuarto batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Zaragoza. Ayer por la mañana observaba a los miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa eran capaces de construir una estructura para evitar derrumbes de tierra en una galería con tan solo unos troncos de madera y un hacha. Sánchez Ramos es una de los 23 militares que pasan la semana en las instalaciones de la Brigada Minera en el Pozo Fondón, en Sama de Langreo. Ellos están acostumbrados a trabajar en condiciones muy adversas. La mayor parte de sus actuaciones se desarrollan en medio de desastres naturales. Trabajan en incendios, inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, como se ha visto recientemente en la isla de La Palma. Pero todos esos escenarios son en exterior. No están habituados a trabajar en una galería subterránea, así que se han trasladado a Asturias para aprender.
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