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Decenas de personas llevaban horas esperando en el exterior del colegio San José de Sotrondio cuando por fin, pasadas las nueve y veinte de la noche, el convoy con 47 refugiados ucranianos llegaba a las instalaciones. Aplausos y gritos de apoyo para unas personas que llegaron exhaustas tras horas y horas de viaje, 43 en total. "Muchas gracias a España", señalaba Victoria Sukhotskiy nada más bajar del autobús.
Fernando Rodríguez
Decenas de personas llevaban horas esperando en el exterior del colegio San José de Sotrondio cuando por fin, pasadas las nueve y veinte de la noche, el convoy con 47 refugiados ucranianos llegaba a las instalaciones. Aplausos y gritos de apoyo para unas personas que llegaron exhaustas tras horas y horas de viaje, 43 en total. "Muchas gracias a España", señalaba Victoria Sukhotskiy nada más bajar del autobús.
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Decenas de personas llevaban horas esperando en el exterior del colegio San José de Sotrondio cuando por fin, pasadas las nueve y veinte de la noche, el convoy con 47 refugiados ucranianos llegaba a las instalaciones. Aplausos y gritos de apoyo para unas personas que llegaron exhaustas tras horas y horas de viaje, 43 en total. "Muchas gracias a España", señalaba Victoria Sukhotskiy nada más bajar del autobús.
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