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La romería florece en Lena

Piedracea recupera su fiesta tras dos años de pandemia: “A la virgen solo le pedimos salud para poder volver el año que viene”

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Romería de La Flor en Lena D. O.

Andando, en coche, en bicicleta, en taxi y hasta a caballo. Lo importante era llegar al prau de la ermita de La Flor y celebrar la romería, la primera fiesta de prau tras la pandemia. Así que los romeros comenzaron a desfilar carretera arriba desde buena mañana para recorrer los casi 4 kilómetros que separan Pola de Lena de Piedracea y su ermita a la orilla del río.

Álvara Fernández y su amiga avilesina Rosa Díaz no se lo podían perder. La primera, vecina de la zona, estaba “encantada” de poder volver a La Flor. “Llevo viniendo desde que tenía 14 años y ahora tengo 74”, afirmaba orgullosa nada más llegar al prau de la fiesta. Poco después, Fernández encabezaba, portando la cruz, la procesión que rodeó el templo con la virgen y el ramu. Esta vecina tenía muy claro lo que le iba a pedir a Nuestra Señora de la Flor: “Salud para poder volver el año que viene”. Su amiga añadía “que se acabe esta peste”, en relación a la pandemia del covid-19.

Los dos últimos años los romeros no pudieron acudir a su cita así que ayer era un día muy especial. Sara Bautista, secretaria de la Asociación de Vecinos Escuelas de Azán, explicaba tras la barra que “había muchas ganas, lo teníamos todo listo para hacer la fiesta en 2020 y la tuvimos que cancelar justo antes. El año pasado tampoco lo pudimos hacer, así que llevamos toda la semana mirando la previsión del tiempo y al final tenemos un día espectacular”.

La Asociación de Vecinos organiza la fiesta junto a la Cofradía de La Flor, fundada en 1957 en el bar El Tribunal de Pola de Lena, como recuerda Berta Blanco, vicepresidenta de la Cofradía que explica que “la gente de Lena tenía costumbre de subir aquí a misa, todo nació como una fiesta religiosa y ahora es también una romería”. Blanco asistió ayer por la mañana a la misa en recuerdo de los cofrades fallecidos. “Fue muy especial”, aseguraba. Y lo fue porque “esta año falta más”. Lo han notado con el reparto del bollo y el vino, “falta más gente de la que nos esperábamos”.

A Berta Blanco se le ponen “los pelos de punta” cuando piensa que está de nuevo en el prau después de dos años de pandemia. “Esta es una fiesta de encuentros. Hay mucha gente que vive fuera de Pola de Lena y pide los días de vacaciones para poder venir”, apunta. Así que en el prau “compartimos comida, alegrías y tristezas”.

Ayer había ganas de fiesta, de celebración, de normalidad, de atarse el pañuelo al cuello y volver a sentir la esencia de una romería. Cientos de personas se sumaron a la fiesta. Durante las primeras horas de la mañana eran los romeros más fieles los que se dejaban ver por el prau y la misa en memoria de los cofrades fallecidos pero según iba avanzando la mañana la campa comenzó a llenarse de gente. Muchos grupos cargando cajas de sidra, buscando sitio al lado del río para poder estar a la sombra y enfriar la bebida.

A las doce y media, la procesión rodeó la ermita. Sonaron voladores, gaita y tambor. Lena había recuperado su Flor y la jornada todavía era larga. Había que aprovechar y pedir que el año que viene se pueda volver a subir al prau de la fiesta.

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