Era tan fácil como cerrar los ojos y el río Caudal se convertía en el Mississippi mientras John Paul Keith cantaba “Love, love, love” en la plaza del Ayuntamiento de Mieres.

Fue ayer, a la hora del vermut, en un domingo soleado, de una primavera que poco a poco va avanzando en verano. Keith ha encontrado su lugar en el mundo en Memphis (Tennessee), y allí vive desde hace quince años. Desde esa meca de la música llegó ayer a Mieres con su “The rhythm of the city Tour”. Y claro, no hay duda de que el nombre de Memphis está asociado a la música. Solo pronunciarlo evoca rock and roll. Salvando las distancias, Mieres también está asociado a la historia de la música. Sin los músicos y bandas de Mieres no se entendería el Xixon Sound y, disparando por elevación, toda la música independiente. Hay ciudades que tienen su ritmo y Mieres es una de ellas así que es lógico que ayer se emparentara con el paradigma de ciudades musicales, Memphis.

Así que allí, a poca distancia del Caudal, se volvió en un domingo de mayo a los orígenes, al rock clásico que está en el ADN de Memphis. “Love, love, love” suena a Elvis, porque en Memphis grabó el Rey y allí está Graceland, su templo, el destino de peregrinos en el que toca habitualmente ese tipo que ayer se plantó en la plaza del Ayuntamiento de Mieres con una guitarra eléctrica, acompañado de dos colegas al bajo y la bateria. Trío clásico de rock and roll.

“The rhythm of the city”, la canción que da título al disco y a la gira del estadounidense, es una de esas bellezas que si ayer se hubiese acompañado con una sección de vientos ya sería para enmarcar, pero no se puede pedir todo, sol, buena temperatura, y vermut dominical suplieron esa ausencia. Ketih no quiere ser Elvis, ni B.B. King, ni Johnny Cash, que también grabaron en Memphis, pero viviendo en una ciudad en la que esos tres genios que cambiaron la historia de la música hicieron su magia, todo se pega.

El compositor ha destilado décadas del mejor rock and roll, blues y soul para ofrecer un puñado de canciones llenas de referencias, de guiños, de acordes y fraseos que recuerda a... Y lo hace sin ser como ellos. Ahí está el truco de la música, que todo está inventado, que son solo unos cuantos acordes, pero cada uno los combina a su manera y Keith sabe muy bien como hacerlo.