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Nerea Barros Actriz ganadora de un Goya, protagonista de un ciclo del Mieres Film Festival y jurado del festival.

“Tengo dos obsesiones, la memoria de las personas mayores y el cambio climático”

“Viendo morir a cientos de abuelos en la pandemia quería matar a alguien, por eso me puse a trabajar en una residencia”

Nerea Barros, ayer, en Mieres Centru Cultural. | Fernando Rodríguez

Nerea Barros (Santiago de Compostela, 1981) dice que es actriz desde que nació. Con los años también es productora y directora. El Mieres Film Festival le dedicó ayer por la tarde con la proyección de su corto “Memoria” y otros dos en los que es protagonista. Además, forma parte del jurado de la sección internacional. Ganadora de un Goya en 2015 por “La isla mínima” ha trabajado en series como “El tiempo entre costuras”, “Marea negra” o películas como “La isla de las mentiras”.

–En Mieres refuerza su compromiso con el cortometraje.

–Mi compromiso con el cortometraje y con Jorge Rivero (director del festival), sin el que mi corto “Memoria” no habría llegado a muchos sitios, él ha sido un gran impulsor en su distribución. Además, había oído hablar de Mieres muchas veces y por fin he podido venir y ver que es un lugar maravilloso en el que puedes ver cine pequeñito (por corto) de muchísima calidad. Venir con “Memoria” fuera de competición y formar parte del jurado internacional es todo un privilegio.

–¿Qué hay en esa “Memoria”?

–Está dedicado a mis abuelos. Tengo dos obsesiones, desde el punto de vista positivo, el cambio climático y la memoria de las personas mayores. Esos dos parámetros están unidos y son indispensables para que esta sociedad evolucione y podamos enfrentarnos al problema más grave que tenemos ahora mismo que no son las guerras ni las pandemias, sino que todo eso es consecuencia del cambio climático que no queremos ver. No creo en aleccionar a la gente pero sí creo que a través del arte puedo llegar a la gente y mostrarles historias que parecen lejanas pero que son universales. Así, cada uno llega a unas conclusiones después de ver el corto. “Memoria” es la historia de un abuelo y una nieta. Él era pescador en el Mar de Aral, donde el turismo y la comida se desbordaba. Era el cuarto mar interior más grande del mundo y desapareció entre los años 60 y 2009. Es el desastre natural más grande del mundo, después vino Chernóbil y los dos fueron por la URSS.

–Su tierra, Galicia, se ha convertido en un gran escenario cinematográfico.

–La industria ha despegado en los últimos años. Las ayudas públicas están cada vez mejor estructuradas y además hay muchísima gente que trabajaba fuera y ha destacado en grandes festivales del mundo. Ha surgido el Novo Cine Galego y también ha funcionado mucho el cine comercial, ahí tenemos “Fariña”, “Celda 21” o la serie “Operación marea negra”.

–¿Mucho narcotráfico?

–Sinceramente, tememos que dejar de agobiarnos diciendo que Galicia no es solo narcotráfico, claro que no, es un montón de cosas pero el narcotráfico últimamente vende bastante a nivel de ficción y es muy interesante porque a través de eso vendemos nuestro territorio. Además, es nuestra historia, es algo que nos ha transformado, que nos ha hecho como somos y de lo que hemos aprendido, si podemos sacarle rentabilidad y que se conozca nuestra tierra, perfecto.

–Además de dirigir “Memoria”, de ser actriz de éxito también es productora, como en el caso del documental “Morir para contar”, en el que por cierto aparecen los asturianos Javier Bauluz y Manu Brabo.

–Era una película muy compleja con reporteros de guerra. La dirigía Hernan Zin, que tenía un shock postraumático y suponía entrar en su herida. Cuando vi por primera vez a Manu y a Javier, y a los recientemente fallecidos David Beriain y Roberto Fraile, me acercaba a ellos y saltaba encima, para mi son personas indispensables en la historia, el buen periodismo es indispensable para que una sociedad evolucione y por desgracia las “fake news” se han hecho un hueco tremendo y parece que cualquier persona puede ser periodista. Me parece terrorífico.

–Conoce todos los oficios de la industria cinematográfica.

–He nacido siendo actriz, no sé cómo explicarlo pero desde pequeña había algo en mi, sanguíneo, instintivo, que luchaba por salir. A los cinco años ya creaba como loca y a partir de los once ya sabía cómo nombrar aquello pero tenía mucha vergüenza y no sabía como podía llegar a ser actriz una niña gallega de una familia que no tenía nada que ver con el cine y con el teatro. Tuve la suerte de conseguir mi sueño y desde hace mucho tiempo también he sentido la pulsión de crear y contar mis propias historia, para ello me pareció fundamental pasar por todos los palos, desde la producción más básica, montaje, la venta, la distribución, aprender un poquito de cada cosa, y eso me ha ayudado a valorar mucho más lo difícil que es sacar proyectos adelante. Cuando rodé “Memoria” y vi que aquellas imágenes que yo tenía en mi cabeza se habían hecho realidad me puse a llorar, es un sueño

–¿Qué supuso ganar un Goya para aquella niña de Santiago de una familia...?

–Un privilegio y un honor muy grande. Para mi familia seguramente significó algo muy grande a nivel exterior, a nivel público, pero para mi significó algo muy interno. Me dio la fuerza y el empuje para creer en mi definitivamente y no acomodarme, seguir luchando y seguir trabajando para mejorar como persona y como actriz. Quiero pensar que he nacido para crear y eso fue un apoyo muy grande.

–No nació para ser enfermera (estudió enfermería), pero durante la pandemia se fue a trabajar a una residencia de mayores...

–Tengo una parte cuidadora que me ha puesto los pies en la tierra, que me ha enseñado y me sigue enseñando mucho. En los primeros momentos de la pandemia vimos que aquello iba a cambiar el mundo y decidimos rodar un documental, “2020”. Mi equipo estuvo rodando en una residencia y decidí irme a trabajar allí. Me tocó mucho. Cuando vi que están muriendo a cientos, no me lo podía creer, quería matar a alguien, qué pasaría si fuesen niños, pero como son abuelos miramos para otro lado. Por eso entré a trabajar allí. En otras culturas se venera al anciano como sabio y aquí lo viejo es algo roto y sin valor. Estoy preparando ando una serie de ficción basada en el trabajo de las trabajadoras de esa residencia, unas heroínas.

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