Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Dando la lata

Anillos

Llego al final del paseo -o al principio, según se mire- y doy la vuelta, dejando atrás Ablaña, donde flotan los espíritus de buena parte de mis ancestros. No conocí a la mayoría de ellos y, sin embargo, los siento próximos. Camino con brío y agrado, acariciado por el sol de otoño, sumergido en la música de Seal, nadando entre recuerdos, ideas estúpidas y la agenda de la semana entrante. Me cruzo con una chica que corre y sabe correr, fielmente escoltada por un labrador negro como el azabache. Y con un padre y su hijo pequeño que da las primeras pedaladas a una reluciente bicicleta. Y con un señor mayor que pasea a un perrillo tan mayor como él. O quizás es el perrillo el que pasea al anciano. Y con una enfermera del hospital extremadamente tímida. Y con un grupo de chavales que corren como si les fuera la vida en el empeño.

Allá a lo lejos, al principio de la recta encorsetada entre el río y las vías del tren, adivino las formas de una silla de ruedas. Conforme voy acercándome las imágenes del cuadro se van definiendo. Sí, es una silla de ruedas en la que va sentado un hombre y que es empujada por una mujer. El hombre se vence hacia su lado derecho y tiene esa enigmática mirada de los que han perdido las facultades mentales, los desposeídos de memoria y raciocinio. La mujer tiene el pelo canoso y los ojos profundamente hundidos en una cara angulosa cargada de dolor y esfuerzo.

Si la mirada de él apunta hacia la nada, la de ella busca el infinito. Al cruzarme con ellos un brillo dorado capta mi atención. Entonces me doy cuenta de que las manos están juntas a la altura de la empuñadura de la silla y un rayo de sol impacta sobre sus anillos. Unos metros más allá no puedo evitar girarme y observarlos avanzar lentamente en ese tramo recto y solitario del paseo. Se alejan como una pareja de cigüeñas que, a pesar de todo, aún vuelan juntas. Cogidos de la mano. En la salud y en la enfermedad. En lo bueno y en lo malo. Unidos hasta el final.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.