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A MI AIRE

Debates amistosos

El ingreso mínimo vital, las pensiones y futuros impuestos

Salgo a la compra y aprovecho para comprobar que algunos de los establecimientos hosteleros ya han abierto, recalo en uno de ellos para tomar mi primer vino tras la reclusión y encontrarme con conocidos. En mesa una contigua se produce un fuerte debate sobre el "ingreso mínimo vital", que en alguno de los casos llegará a los mil euros. Los ánimos se encienden cuando uno comenta que se convertirán en "derecho social permanente". A raíz de ahí cada cual va aportando su punto de vista. Con una Seguridad Social empufada hasta las cejas, en riesgo de quiebra, y con el temor de nueve millones de pensionistas el sistema haga crack, a ninguno les salen las cuentas de dónde va a salir tanto dinero. "De nosotros, a base de nuevos impuestos", le dice otro.

Todos comprenden que algún tipo de ayuda como el que existe actualmente parece lógico, pero hacerlo de por vida les parece una exageración, lo que creen llevará a la cronificación de la picaresca, el trabajo sumergido y la renuncia a empleos que les supongan un poco más.

Los tiros van también destinados, citan casos concretos, a colectivos que entienden son los beneficiarios desde siempre de todas las ayudas con evidente detrimento de los realmente necesitados.

Al final llegan a la conclusión de que esta medida va a ser un PER a lo bestia para todo el país e incluso alguno lo remata con que le parece que va dirigido a que esta amplia capa de subsidiados conformen amplia bolsa de votos cautivos.

Con alguna duda razonable llegaron a un amplio consenso y al resto de los parroquianos nos tuvieron entretenidos -ya se sabe que en Asturias en los chigres todo se discute en voz alta-. Y a uno mismo que lo escuchó con nitidez meridiana, de paso le dieron gratis esta opinión.

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