Entiendo que habitualmente todos debemos entrar en establecimientos de variado tipo, y en alguno de los casos prácticamente a diario.
El trato suele se muy desigual, en muchos de los sitios suele ser amable y correcto, pero en otros no resulta precisamente nada profesional.
De todos modos, y antes de nada, me voy a referir al cambio que se observa en la Sanidad, doblemente satisfactorio por coincidir con el tema covid, que se esfuerzan para que todo funcione correctamente, además con una amabilidad digna de encomio. En una sociedad cada vez más competitiva parece una obviedad decir que la profesionalidad, el buen hacer y las formas corteses y respetuosas, deberían se consustanciales al negocio, sea del tipo que sea. Formación deficiente, mala praxis empresarial, empleados que no encajan, o quizá puede ser la mala pata que ese día la persona que te atiende lo tiene malo,
Pero eso no resulta óbice que lo justifique.
Habitualmente, y por regla general, los fallos suceden en hostelería y medianas superficies, o la banca, como sitios más visibles, pero también en variados establecimientos de todo tipo.
Evidentemente también existen otros de “10”, pero una simple persona, con su falta de profesionalidad y empatía, puede fastidiar el trabajo de todo un grupo, y si los responsables no lo corrigen en el momento oportuno archisabido resulta que una manzana podrida si no se retira a tiempo contamina a todo el resto.
Porque si llegas a cualquier lugar, les das los buenos días y ni te contestan, no te cabe la menor duda de que las cosas no van a ir bien.
Con el agravante para ellos, que no están los tiempos para encontrar empleo de ningún tipo, y más con “curriculos” nada brillantes.
Al final no parece difícil pedir simplemente la profesionalidad que cada cual debe desarrollar en su puesto de trabajo, y por supuesto sin ningún tipo de servilismo, pues esto también ofende.
