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Javier García Cellino

Velando el fuego

Javier García Cellino

Mujer

La muestra que la pintora langreana Elda Pérez expone en el centro de creación escénica Carlos Álvarez-Nóvoa de La Felguera

Si se hiciera una estadística del número de creadores, en sus distintas facetas, que habitan este terruño nuestro del Nalón, a buen seguro que quedaríamos muy sorprendidos. Y sobre todo si esa relación se estableciera teniendo en cuenta las cifras de población que constan en los archivos correspondientes.

Escritores y poetas; músicos y pintores; actores y actrices de teatro; fotógrafos; escultores; expertos en danza y artes diversas… y así podríamos continuar por todo un variopinto conjunto de actividades que conforman una parte esencial del suelo que pisamos a diario (una ciudad no se define solo por el empedrado de sus calles, sino también por las pulsiones culturales que la habitan).

Explicar las causas de este río que no cesa nos llevaría, una vez más, a remontar las páginas de nuestra historia, plagadas de momentos esplendorosos, siempre uncidos por el nudo de la solidaridad, hasta detenernos en aquel 1961 cuando la UNESCO nos otorgó la denominación del kilómetro más culto de Europa, una muestra del esplendor que llegamos a alcanzar gracias a la minería y la siderurgia. (Apenas polvo queda ahora de lo sucedido con estas actividades industriales).

Como era de esperar, ese río repleto de conocimientos (el número de escuelas, bibliotecas y titulaciones fueron los artífices del premio) no detuvo su marcha, y así en la actualidad, como ya he comentado en alguna ocasión, asistimos con alegría a la proliferación de asociaciones y centros culturales de todo tipo. Uno de ellos es el Centro de Creación Escénica Carlos Álvarez-Nóvoa, donde estos días, y hasta el 24 del actual, se puede visitar la exposición de pintura de la langreana Elda Pérez García.

Si cualquier aparición en público para mostrar su obra es ya un motivo de satisfacción, en este caso lo es aún más, si tenemos en cuenta que dicha exposición está dedicada a todas las mujeres maltratadas, sin derechos ni dignidad. Un recorrido por la misma nos muestra una grata conjunción de flores, mujeres y colores, con predominio de los tonos vivaces, exuberantes en ocasiones, que sirven para capturar el espíritu y la belleza de los cuadros: a veces rostros de mujeres que parecen estar mirando a una cámara, o en otras ocasiones la figura ya completa paseando o de espaldas al mar. Un itinerario grato y en todo momento repleto de sentimientos (la pintora nos advierte que si bien es cierto que alguien dijo que la pintura es fantasía, para ella es, y sobre todo, una cuestión de sentimientos que se impregnan de recuerdos).

Nada habría que objetar a este punto de vista de Elda, que intenta definir, a través de imágenes llenas de colores, los retazos de una vida. Como bien lo expresó en su momento la genial Frida Kahlo: “La pintura completa mi vida”.

“En mi caso es un vicio inconfesable, un motivo de sobrevivir y de colorear todo lo bueno y lo malo de estos difíciles momentos…” son algunas palabras de la pintora langreana. Se puede discutir y mucho sobre lo que signifique el arte; pero, en todo caso, juzgo que una obra de arte debe tener proyecciones propias, así como una dinámica interior que la incardine en su tiempo y que sirva para elevarse y crecer sobre el inevitable dolor que sienten los verdaderos creadores. De ese material está hecha la muestra pictórica de Elda Pérez García. No se la pierdan.

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