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Pedro Rodríguez Cortés

Tonada: renovación y recuperación de las alleranas

La controvertida e histórica cuestión de la introducción de elementos innovadores en la canción asturiana

Un tema histórico muy controvertido ha sido la renovación de la tonada. Curiosamente, algunas de las grandes figuras de antaño rechazaban el estancamiento en que se hallaba la tonada hace 70 años. El propio Miranda decía que la imitación a cantantes de antaño no había favorecido a la tonada y él, concretamente, había asumido del “Maragatu” sus canciones y corregido a su estilo. Sergio Domingo, el prestigioso musicólogo y director coral, establecía en una entrevista una curiosa división territorial de la canción asturiana: la zona central la más musical, las cuencas las más orfeónicas y la zona rural la más propicia para la canción asturiana. Añadía Sergio, que si se habían admitido dos versiones de la canción “Las cuatro Polas” de Miranda y Juanín, por qué no admitir una tercera vía. Por tanto el latente y reiterado interés de renovación de la tonada no es actual. Ya se demandaba hace muchos años. Precisamente ante la falta de nuevas canciones y estilos, el Concurso y Muestra “Ciudad de Oviedo” estableció hace unos años una modalidad destinada a aportar nuevas partituras de canciones. La respuesta fue desalentadora; apenas se recibieron 3 ó 4 propuestas.

El respeto a los viejos estilos no puede empañar el advenimiento de nuevas canciones. De lo contrario estamos ante un concurso de imitadores, dándose el caso, inaceptable, en algún concurso, de cronometrar los tiempos de las canciones por si se ajustaban a los de las piezas interpretadas por los históricos.

Probablemente el primer signo de renovación de la tonada y quizá el de más impacto ocurrió en el tercer concurso del diario “Región” en 1955, con la canción “Hay una línea trazada”. Canción que interpretada por Pepe Requejo en 1948, fue básica en su triunfo. La misma pieza en versión diametralmente opuesta y cantada a la gaita por José Noriega en 1955, constituyó un éxito arrollador y determinó su victoria ese año. En aquella histórica decisión, el jurado, compuesto en su mayoría por viejas glorias de nuestra tonada y otros musicólogos, no le tembló el pulso para admitir la versión de Noriega notoriamente contraria a la citada de Requejo.

La canción allerana en el pasado siglo, por su parte, tuvo su momento de esplendor en los tres primeros certámenes del diario “Región” de 1948,1951 y 1955, con la friolera de 90 inscripciones en el total de los tres concursos, aunque hay que destacar la ausencia de varios intérpretes. En el periodo entre 1955 y el siguiente concurso en 1966, se produce un desplome tremendo de cerca de 300 cantantes, entre ellos muchos alleranos. En el citado periodo se inicia la decadencia de la tonada y particularmente de la allerana, al menos en cuanto a participación

Pronto se inicia un esfuerzo por parte de los concursos para rescatar las alleranas. Ya en 1979, el concurso de Radiocadena que se celebraba en Mercaplana, en Gijón, establecía dos canciones alleranas obligadas y posteriormente los demás concursos en distintas ocasiones, fijan la misma obligatoriedad o incluían en sus programas la modalidad allerana. La propia TPA le ha dedicado programas especiales. Sin embargo los resultados hasta ahora no invitan al optimismo.

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