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Ricardo Montoto

Dando la lata

Ricardo V. Montoto

Quemando cómics

Dicen que mal de muchos es consuelo de tontos. Así es, pero también alivia y consuela saber que la estupidez no es una exclusiva nuestra.

Canadá, que hasta hace cuarenta años practicaba la esterilización de las mujeres indias, actualmente experimenta un ataque de idiotez con resultados tan sorprendentes como la quema de cómics de Tintín, Astérix y Lucky Luke como gesto de reconciliación con los pueblos indígenas, los nativos, los habitantes y dueños de la tierra hasta que llegaron británicos y franceses, que los persiguieron hasta casi su exterminio. O sea, que primero se los cargaron y ahora, en muestra de arrepentimiento, queman cómics. No devuelven la tierra a los descendientes de los pocos supervivientes, no rescatan de la pobreza y el aislamiento a las tribus, cuyos modos de vida tradicionales fueron arrasados, no se restituye a los indios en el poder de lo que fue suyo ni se reforma la organización del estado para adaptarla a los usos y costumbres de sus legítimos propietarios. Qué va, lo que se hace es quemar cómics, porque dicen que son poco respetuosos con las minorías étnicas. Manda huevos.

Y sus vecinos, los estadounidenses, por boca de su provecto presidente, llaman a pedir perdón por la colonización de América iniciada el 12 de octubre de 1492. Hace falta tener la cara como el hormigón. Ni que sus indios hayan sido tratados con respeto y cariño. Es más, a diferencia de los españoles, los invasores anglosajones procuraron no mezclarse jamás con las poblaciones indígenas, a las que acosaron sin descanso hasta reducirlas a simples elementos decorativos confinados en reservas. Pero sobre eso el presidente de EE UU no ve motivo para disculparse. A ver si se animan a echar a la pira la filmografía de indios y vaqueros.

Pero lo más frustrante es que, para colmo, en España nos creamos la patraña de una “leyenda negra” inventada hace cuatro siglos por los británicos con una intención de simple rapiña económica. A ver cuándo comenzamos a quemar los mortadelos y zipizapes.

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