La expresión que encabeza esta opinión, harto conocida por todo el mundo, significa alternar algo malo (el palo) , con algo bueno (la zanahoria) para conseguir cualquier objetivo.
A lo largo de los muchos años que esta columna lleva en estas páginas de LA NUEVA ESPAÑA, nada menos que 27, los palos ganan por goleada a las zanahorias, evidentemente porque los motivos para la crítica superan con creces a cosas que benefician a los ciudadanos.
Uno siempre tuvo “atravesau” el tema de la limpieza en Langreo –y con razón– porque, obviamente, sigue necesitando mejoras, sobre todo en el tema de las “mascotas”.
Pero esta vez voy a romper una lanza por la impecable labor que días atrás realizaron los empleados del servicio de limpieza del Ayuntamiento langreano con motivo de las Fiestas de la Flor en Lada.
Ya en las vísperas lo dejaron en perfecto orden de revista y al amanecer de los cuatro días ya estaban de nuevo dejándolo todo como una patena.
Y mira que tuvieron trabajo, pues los vándalos, que no hay modo de extinguirlos, dejaron la zona plagada de mascarillas, botes , botellas, vasos… y todo con lo que se suelen divertir los gamberros para fastidio de los ciudadanos.
Igual no estaría de más una mayor presencia de las diversas policías como medida disuasoria. Creo que se ganaría en todos los aspectos.
La conclusión no es otra que explicitar aquí, con satisfacción, el buen hacer de los servicios de limpieza municipales, con la esperanza de que sigan en esa buena línea.
¡Al fin una alabanza! Que es lo que a menudo me pedía el recordado Luis Fueyo, cuya inesperada muerte entristeció hace unos días a sus compañeros de tertulia diaria en la “La Antigua” de la cual era miembro destacado por su bonhomía junto a Cuqui, Celso, Eduardo, Maxi y José, y también a otros allegados como Balta, Canor, Antonio, Álvaro y uno mismo.
Felicidades para el personal de limpieza y un recuerdo cariñoso para Fueyo allá donde esté.
