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ARTE

Oliver Johnson y la impactante intensidad estética de sus imágenes

Desde una personal técnica enlaza con la abstracción con un discurso plástico que enriquece la razón de ser de la pintura

Oliver Johnson y la impactante intensidad estética de sus imágenes

En 1960, Clement Greenberg, el gran crítico del expresionismo abstracto, que venía de entronizar a Jackson Pollock como "el pintor de América", dedicaba un texto a dos artistas emergentes, Morris Louis y Kenneth Noland, que representaban una nueva versión y tenían un nuevo discurso frente al expresionismo abstracto americano que se conoció como la "abstracción pospictórica". Aunque compartían muchas características visuales y plásticas con artistas como Rothko o Newman, estaban contra la excesiva emotividad gestual y la retórica del formalismo autorreferencial expresionista, condicionando el impulso emocional a las relaciones de forma, color y estructura del cuadro. Su principal aportación técnica venía de una invención de Helen Frankenthaler que se llamó "soak stain" (empapar la mancha, o el color, más o menos), aplicando la pintura sobre el lienzo sin imprimación y unificar así color, soporte, contenido y forma en estricta bidimensionalidad. Por su parte, Morris Louis derramaba el color sobre la tela sin tratar y la extendía con un rodillo, más que sobre, quedaba "dentro" de la tela. Se pretendía prescindir de los valores táctiles, la sensibilidad de la mano, el "toque" expresionista, buscando la directa inmediatez en la comunicación de la imagen.

Clement Greenberg comentaba que en las manos de Morris Louis, la pintura líquida que Pollock hacía caer sobre sus enormes lienzos se había transformado "de manera que el color se identificaba con la trama del lienzo y, al mismo tiempo, lograba la desmaterialización de ese soporte en una serie de relucientes velos ópticos que abrían y extendían el campo pictórico". Este largo preámbulo se justifica porque sirve de presentación a una de las más interesantes exposiciones, también de las mejores, que he visto desde hace tiempo. Se titula "Frequency & Pitch. The dripping Tap" (Frecuencia y tono. El grifo goteando) y es la obra de Oliver Johnson (Londres, 1972), que vive y trabaja en Valencia, y ha logrado importantes premios y participado en numerosas ferias de ARCO con galerías valencianas y madrileñas. Es un artista que con bastante evidencia se puede relacionar con los planteamientos plásticos de la citada "abstracción pospictórica" y con algunos de sus integrantes más en concreto, porque por otra parte, Frank Stella, por ejemplo, el más conocido, fue un precursor del minimalismo, pero de Morris Louis, más cercano al londinense, que murió joven y no pudo culminar su obra, dijo el historiador Michael Freed que su técnica, sus diáfanos velos de color y los haces de ardientes rayas contenían "posibilidades inimaginables para el futuro de la pintura".

Oliver Johnson pertenece a esa especie, abstracción pospictórica por iconografía y filosofía plástica, pero también por la técnica, porque es inventor de un procedimiento pictórico que plantea cuestiones parecidas a las comentadas. Lo más importante es que consigue con ello obras de emocionante intensidad estética, desde una fascinante frialdad, que enriquecen la razón de ser de la pintura enlazando racionalidad y emotividad.

Sobre su personal técnica de aplicación de pintura industrial sobre aluminio, dejo la palabra a Ricardo Forriols, de la Universidad Politécnica de Valencia, que la describe a la perfección: "?destaca su madurez de estilo y una mayor concentración en los efectos ópticos y cromáticos a través de cuadros realizados sobre soportes de aluminio con pinturas industriales destinadas a colorear las carrocerías de los automóviles y aplicando los mismos procedimientos técnicos. De ahí que el resultado sea impactante, por sus mezclas, contrastes y degradados metalizados sobre la perfecta superficie pulida de las obras que actúan como espejos". Dicho lo cual, merece la pena contemplar estas hermosas pinturas, ricas en matices, transparencias e iridiscencias, que se irradian en el espacio. Un discurso nuevo para reinterpretar, o reinventar, la pintura abstracta y para poner de manifiesto, una vez más, la inquebrantable vitalidad de la pintura.

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