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Música

Más allá del repertorio

Sin la complicidad de la comunidad educativa es imposible salir de la reiteración de obras

De vez en cuando, desde determinados ámbitos se reclama que las temporadas de ópera o los ciclos de conciertos vayan en su programación más allá de la repetición de las obras más conocidas del gran repertorio que, por otra parte, son las que más éxito y acogida tienen entre el público tradicional que acude a los mismos. La reivindicación es justa y, efectivamente, soy un convencido de que las actividades que se impulsan desde el ámbito público han de tener entre sus fines la promoción de la música de hoy, la recuperación de obras olvidadas y también la programación de otras infrecuentes. Cada año se encargan en Oviedo estrenos a compositores que se realizan en el Auditorio, el Festival Primavera Barroca, que el Ayuntamiento de la ciudad organiza en colaboración con el Centro Nacional de Difusión Musical, tiene como uno de sus fines más certeros la recuperación patrimonial y, a lo largo del año, obras menos conocidas de compositores famosos u otras de otros menos conocidos, van jalonando la programación. La Orquesta Sinfónica del Principado realiza, en este sentido, una labor ejemplar y también la Ópera de Oviedo ha estrenado obra contemporánea y posibilita a la audiencia otras poco frecuentes.

Pero siempre un muro frena muchos de estos proyectos. Cuando se hace una obra poco conocida o una recuperación, aparece el "listillo" de turno para afirmar con petulancia que es algo menor y que no merece la pena hacerlo; el melómano de mayor edad, por defecto, tuerce el gesto ante los estrenos, y ante todo ello hay un fallo clamoroso en el sistema educativo musical que, pese a que se tienden puentes, sigue al margen, en un porcentaje altísimo de la actividad musical.

Puede servir de ejemplo la Primavera Barroca que complementa sus conciertos con un interesante ciclo de conferencias de los intérpretes dedicado a los estudiantes de la universidad y de los conservatorios. Siento decirlo, pero frente a la Universidad, de la cual sí responde el alumnado y una parte del profesorado siempre implicada, en algunos conservatorios de la región ni siquiera desde los centros se contesta a los emails de invitación para acudir, en un alarde de pasotismo de muy difícil justificación. ¿No está ese profesorado formando a futuros músicos? ¿Por qué les cortan la posibilidad de asistir a un contacto directo con músicos de élite sin coste alguno para los alumnos? Es una desidia que habla muy mal de muchos profesionales que entienden la música como un funcionariado vitalicio y decadente. El desinterés discurre, muchas veces, paralelo a la falta de pericia profesional y este tan alarmante ha de encender algunas luces de alarma. De nada sirven los esfuerzos de programar si la comunidad educativa musical vive al margen de este discurso. Creo que desde la administración se deben intensificar los esfuerzos por conectar ambos mundos, pero ha de ser un camino bidireccional, de lo contrario es una tierra que queda baldía y es muy injusto para las nuevas generaciones de artistas que tienen la opción de entrar en contacto con algunos de los mejores músicos del mundo. Y eso, también es formación.

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