Sergi Bellver (Barcelona, 1971) recala en la capital húngara y fruto de su estancia en aquella ciudad es Variaciones sobre Budapest, a la vez, un libro de viajes y el preludio de la novela que está por venir. Y esto lo sabemos porque Bellver es un autor que gusta y disfruta de presentar el porvenir. Lo hace en este librito y lo hace, cada día, en los apuntes de su cuenta de Facebook. Bellver es un verdadero escritor de su tiempo.
Budapest es una ciudad conocida, pero casi anónima. Y eso es así porque los duchos conocen tres trazos y con tres trazos dan por sentado que lo conocen todo. Le pasaba a Bill Bryson en En las antípodas, su libro australiano. ¿Qué conocemos de Australia si descontamos a los canguros y a los desiertos inabarcables? Parece que Budapest está a la vuelta de la esquina y que aquello que oculta es nada, que uno se ha leído a Sándor Márai e Imre Kértesz y que lo demás no merece la pena.
El mundo parece un territorio sin sorpresas, pero en cada paso la sorpresa le agiganta. Le pasa a Bellver y lo deja patente: V ariaciones sobre Budapest no tenía que haber nacido porque durante su estancia a orillas del Danubio gris Bellver sólo iba a localizar los exteriores que piensa colocar en las páginas del libro que está gestando. O sea, un libro para poder leer mejor el libro que está en la parrilla de salida, que Bellver es meticuloso y tarda en dar por sentado una ficción. O una colección de ellas, como le pasó con su primer libro: Agua dura (Ediciones del Viento, 2013), o sea, hielo.
Bellver viaja a la capital de los magiares con el desarme con que un castizo se enfrenta a los acantilados. "Ficción aparte, apenas conocía literatura de viajes sobre Budapest", confiesa. Y aquí cita a Magris, a Leigh Fermor? pero no cita a Eugenio Suárez, por el que nosotros sentimos devoción, que fue periodista en Hungría, uno de los tres españoles testigos de la invasión de los nazis. Todo eso sale en Corresponsal en Budapest, que es una delicia, una joya? y tampoco es que haya tenido una circulación clandestina. Pero aquí hablamos del Budapest de Bellver, una especie de aventura entre ficción y realidad, escritores y números de autobuses y recorridos por media ciudad? Bellver pasa de descubrir tesoros, marca en su cuaderno de notas todo aquello que a él le cautiva y lo hace explicando y volviendo a explicar que en nada viene su tercer libro.
Necesito "trazar el mapa de mi historia en el espacio y en el tiempo y no dejárselo todo al discurrir de la prosa", escribe para dejar claro que Variaciones sobre Budapest no es una guía de turistas, ni tampoco un libro de viajes que descubre el tesoro tiene ante sus ojos (amistades, monumentos, menús exóticos...) Bellver escribe para explicar su propia vida y lo hace tan lejos de sí mismo que a uno le entusiasman los logros de su exploración. Somos el cuento que nos contamos cada noche y ese cuento sirve para explicar todos los cuentos.
