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Arquitectura

Sobre dos Cores Uría

Una familia con dos figuras del arte constructivo y de la fotografía

Fundación Masaveu, Joaquín Cores, ya en DoCoMoMo.

Llama la atención que estos hijos del más "rancio abolengo" asturiano, del Palacio de Meres, hayan sido puntas de modernidad en unos momentos en los que la vanguardia no era precisamente muy común. De sobra sé que merecen mucho más que compartir está columna, pero quiero escribir aquí sobre Joaquín Cores Uría porque su proyecto de Fundación Masaveu en el Parque de Invierno acaba de ser recogida en el DoCoMoMo ibérico y de Antonio Cores Uría porque el libro "Fotografía de Arquitectura Moderna, Contextos, Protagonistas y Relatos desde España" publicado por la Fundación Arquia, Barcelona, tiene en él uno de esos protagonistas y le dedica un gran capítulo entero (además ha sido seleccionado en los últimos prestigiosos premios FAD de pensamiento y crítica).

Comí varias veces con Joaquín, gracias a nuestro común amigo Isidro F. Urdangaray, y la verdad es que recuerdo aquellas conversaciones con alegría, porque sus ojos vivos, su risa y las historias que contaba eran para mí una fuente de disfrute, aprendizaje, respeto y admiración. Nos ha dejado en Asturias, además de una extensa familia, edificios muy decididos: como el modernísimo de muro cortina de cristal del Campillín; el elegante inmueble junto al Banco de España donde está la Fundación Princesa con esas ventanas inmensas (con Francisco Somolinos, lástima de tendejón en el ático que le han colocado); otro edificio moderno para el frente marino de las galerías de Luanco que conozco y disfruto bien (un piso de más creo yo pero aún así integrado) en la línea de Coderch (en su casa Senillosa, o de sus seguidores Correa y Milá); las adosadas blancas de Ribadesella; otra unifamiliar en Puerta de Hierro orgullosa de su tiempo? El DoCoMoMo, que es una asociación internacional que surgió en Holanda y se dedica a dar difusión y velar por la conservación de documentos del Movimiento Moderno (arquitectura funcionalista, no confundir con modernismo). La fundación Masaveu tiene una implantación muy inspirada en lo que Alvar Aalto nos enseñó con su obra que los críticos bautizaron como racionalismo orgánico, porque a la sobriedad y rectitud de las piezas iba uniendo texturas, materiales, disposiciones más libres y en el nórdico además muchas veces el concepto de crecimiento. Esta obra de Joaquín, ahora reconocida, aporta esos juegos de texturas, además de la articulación de los distintos volúmenes que dan cabida a diversas funciones, con jerarquía y crescendo que termina en la torre de la iglesia. También tenía cierto aire aaltiano otra obra, hecha en el estudio en el que estaba con Calzadilla y Roberto García Alonso (Joaquín tuvo muchas vidas), me refiero a la Residencia Asturias en la Calle Hermanos Pidal. Un día llegué todo azorado a comer con ellos "Joaquín van a tirar vuestra obra? ¡Hay que hacer algo!" Y cerraba el asunto con: "Se acabó la responsabilidad legal" y una enorme carcajada antes de acometer el arroz caldoso? Así era aquel torrente de vida y creatividad: imprevisible como las olas de Verdicio.

Antonio Cores dice cosas como esta: "Cuando miro por un objetivo estoy en otro mundo. Soy cámara, soy encuadre, soy foco, soy luz?" Son tantas las facetas que se descubren en el capítulo que le brinda este libro de fotografía de arquitectura (catorce páginas) que uno queda asustado de lo poliédrico de su mirada. Su primer laboratorio fotográfico lo tuvo en el estudio de Alejandro de la Sota, que le enseñó "como mirar para descubrir lo que las cosas quieren ser". Su vida está llena de pasajes impresionantes, sus fotos de Picasso o la temporada que habitó en África con la tribu Nuba? Con 22 años se va a París y trabaja en revelado en unos estudios de cine, luego se enrola con su familia en la aventura de dar la vuelta al mundo y naufraga en los arrecifes de Santo Domingo. También aventuras similares como piloto. A principios de los sesenta realizó una colección de fotos sobre la arquitectura popular mediterránea, en blanco y negro de gran calidad. Clientes suyos fueron, además del propio Alejandro de la Sota, Oriol, Alas y Casariego, Coderch, Correa, Bofill, Castelao, Corrales y Molezún... Precisamente fotografiando el pabellón de Bruselas de estos últimos conoce a Lucien Hervé, el fotógrafo de Le Corbusier con quien entra en contacto. Muy importante es también la relación con Jesús de la Sota, diseñador, pintor (además familiar, casado con su hermana Amparo, también pintora comprometida). Es difícil, el libro lo recuerda cada poco, saber el alcance de su obra, por no aparecer muchas de sus obras firmadas, las de Picasso se perdieron y aparecieron luego, las de la vuelta al mundo quedaron entre los pecios del naufragio? Mi padre siempre me decía "la vida es muy corta, pero muy ancha". Me pregunto por qué la serie Imprescindibles no le dedica un capítulo a este fotógrafo de vida tan, tan ancha.

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