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La Brújula

Cuando el rap es blanco y los blancos son judíos

Cuenta el parisino Karim Madami que para conocer la génesis de Jewish Gangsta hay que remontarse a 1999. En esa época, Madami se pasaba largas temporadas en Nueva York a la caza de discos y músicos "underground" sobre los que escribir en revistas francesas, no menos subterráneas, como L'Affiche o RER, cuyas secciones sonoras tenían como epicentro el rap. Pues bien, un día Madami dio con un álbum ( Legacy) de un grupo llamado Non Phixion. Era diferente a lo que conocía. Y lo era porque estaba hecho por blancos, judíos por más señas y de la poza más mugrienta del Brooklyn menos fragante. Fue su llave de entrada para meterse hasta las cejas en el microuniverso de una minoría que luchaba a tiros, literalmente, para sobrevivir en un mundo dominado por negros y latinos. Madami es conciso, profundo e hiriente. Y su libro empieza, antes de Giuliani, donde Nueva York pierde el aroma a manzana.

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