Cuando John Updike publicó Cásate conmigo (1977), su inmortal serie de cinco "conejos" iba por la segunda entrega y sus lectores habían accedido ya a cinco volúmenes de relatos y ocho novelas, entre ellas la aclamada El Centauro, "National Book Award" de 1964. Updike (1932-2009) era, pues, un veterano que había pulido a fondo los imanes de su obra: el sexo, la muerte y la religión en unos EE UU blancos de clase media residencial y protestante. Exhibía, además, una prosa fluida y detallista, rica en destellos líricos, con la que brillaba tanto en la construcción de escenarios y personajes como en los diálogos y en la urdimbre de conflictos. En suma, era un grande. De ahí la importancia de la entusiasta recepción crítica que se dio a Cásate conmigo, su segunda incursión en el adulterio tras Parejas (1968). Cuatro personajes y un solo juguete: ellos mismos. Total.
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