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novela gráfica

Volverás a Metrópolis

Christian Montenegro “traduce” la obra capital de Lang al cómic en sugerente diálogo con el filme

Cultura - Libros

Pocas películas sostienen mejor el adjetivo de seminal que “Metrópolis”. El filme de Fritz Lang, estrenado en 1927, ha sido una referencia ineludible a la hora de construir escenarios urbanos distópicos tanto en el cine como en otros medios. El rastro de “Metrópolis”, amplificado a través de “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982), hija espiritual del filme alemán, alcanza a obras tan dispares como “Matrix” (Andy y Larry Wachowski, 1999), que no deja de ser un remake encubierto de la película de Lang, o el “Akira” de Katsuhiro Otomo, tanto en su versión manga como en la animada. Aparte, la propia “Metrópolis” ha experimentado algunas sugestivas “resurrecciones”, como fueron el estreno en 1984 de la versión coloreada y con música pop producida por Giorgio Moroder y, más recientemente, en 2010, el estreno de una versión con 25 minutos adicionales, recuperada en Buenos Aires. En este retorno continuo a la obra de Lang emerge esta novela gráfica de Christian Montenegro, una obra que se presenta, con gran honestidad, como un “homenaje a la película de Fritz Lang”. Y es que lo que encontramos en el “Metrópolis” de Montenegro es ni más ni menos que una adaptación directa del filme a la novela gráfica, aunque se trate de una traducción de las imágenes en movimiento a las viñetas inusual y especialmente sugestiva.

Montenegro actúa sobre las secuencias de la película de una forma muy rigorista, en un radical blanco y negro, luces y sombras en colisión, que incluso parece emular el grano del celuloide, integrando elementos expresionistas y art decó de forma orgánica. Compone las páginas como un conjunto, no en función de sus viñetas, y limita los textos a lo esencial: funcionan como si fueran los intertítulos de la película original. Pero su aproximación a “Metrópolis” no es una adaptación convencional de las secuencias a un formato cómico, sino que Montenegro aborda la obra de Lang desde una óptica marcadamente conceptual: la novela gráfica no sustituye al filme ni lo radiografía sin más, sino que establece un diálogo con él.

En esta operación, Montenegro logra notables hallazgos. La defragmentación ocasional de algunas secuencias le permite profundizar hasta su condición nuclear, logrando acertadas combinaciones como en el turno de trabajo de Freder o la caída fatal del clon de Eva. Aparte, su forma de plasmar y manejar la masa, un elemento clave en el filme, es muy poderosa, y alcanza cotas notables, como en el cuadro en el que la auténtica María se interna en la ciudad de los trabajadores y se ve rodeada por los niños abandonados, que tendrá una acerada réplica en la posterior acusación de sus padres. Pero este poderío de algunas escenas y su propia forma de concebir la adaptación, que propicia auténticos fogonazos visuales, dificulta en ocasiones hacer una lectura continuada y autónoma del relato. Su naturaleza es otra: la de un poderoso complemento y una sugerente traducción al medio gráfico de esa obra capital que es la “Metrópolis” de Lang.

Cubierta del libro

Cubierta del libro

Metrópolis

Christian Montenegro

Epílogo de Fernando Martín Peña

Libros del Zorro Rojo, 127 páginas, 18,90 euros

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