Un mal día lo tiene cualquiera. Patri ha sacado unas notas no muy buenas en clase y, claro, le ha caído una bronca de las que hacen pupa. Eso, en el cole. En casa, lo mismo. A sus padres les sienta fatal la mala noticia y a Patri no le queda más remedio que poner pies en polvorosa y meterse en su cuarto hasta que pase la tormenta. Se conecta a internet, que ahí no hay riñas, pero las desdichas nunca vienen solas y la pobre Patri se cae de la silla y pierde el conocimiento. Cuando lo recupera, algo asombroso ha pasado. Un suceso fantástico que lo cambia todo. Incluso su apariencia: Patri abre los ojos y descubre, estupefacta, que ha encogido. Pero no un poco, no: muchísimo. Y, de pronto, es una niña diminuta en el jardín de su casa.

Una página del libro. Astiberri

Vaya susto.

Un jardín es un escenario pavoroso para los seres mínimos. Máximo riesgo. Unas hormigas la han raptado pero los insectos no quieren saber nada de ella y la dejan abandonada para que no se cabree su tiránico jefe. Libre, Patri se siente prisionera de la inseguridad y la incertidumbre. ¡Solo es una niña! Bueno, no todo son malas noticias: aparece Fabricio, un insecto palo que, al menos, le hace compañía. "No te ilusiones, que soy ilusionista, no adivino". Y poco más, porque es un experto en camuflaje, y poco más. Todo se pone peor cuando una sandalia materna hace acto de aparición en el césped. Y cuidadín, porque madre no hay más que una pero sin darse cuenta puede espachurrar a su querida hija...

Su maestría para recrear la historia de una niña corriente en situaciones extraordinarias queda de manifiesto desde la primera página

Anouk Ricard es una popular autora de cómic francesa conocida por crear la serie "Ana y Froga" (Blackie Books). Su maestría para recrear la historia de una niña corriente en situaciones extraordinarias queda de manifiesto en "Patri y las hormigas" desde la primera página, con un dibujo de trazo tierno y de gran expresividad, aunque dejando a un lado los excesos para aprovechar al máximo desde el minimalismo de trazo y color las ventajas imaginativas del surrealismo y los efectos especiales de la acción sorprendente. Sin olvidar un cierto toque insolente y de gran modernidad que hace que la lectura agrade y divierta a lectores de todas las edades. Un cuento infantil, vale, pero más que eso: se deslizan por sus pliegues algunos mensajes sutiles que conviene rescatar para potenciar al lado pedagógico de la historia. Atención a los brillantes diálogos, cargados de ironía, ágiles y resultones.