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Himno a la lexicología

Eley Williams ha escrito una primera novela ingeniosa, erudita y traviesa sobre el poder de las palabras

Himno a la lexicología

Dos lexicógrafos empleados por la misma compañía y separados por un siglo acaparan la atención de “El diccionario del mentiroso”, una novela asombrosamente imaginativa, divertida e intrigante de Eley Williams, autora de una colección de cuentos (“Attrib. and Other Stories”) que goza de fama en el mundo literario anglosajón y que desconozco. La novela, la primera de la autora, no ha parado de cosechar críticas elogiosas. No es de extrañar, se lee a veces con una sonrisa de oreja a oreja, otras con el suspense propio de un thriller. Y jamás deja de ser la historia cómica de un diccionario.

Este himno lúdico a la lexicología cuenta la historia de dos londinenses, Peter y Mallory, empleados con más de cien años de diferencia por el editor de un competidor ficticio del “Oxford English Dictionary”. Les une una serie de entradas falsas en el diccionario, colocadas allí por Peter Winceworth, en 1899. Mallory se encarga de eliminarlas, y mientras trabaja, aprendemos de sus respectivas luchas: Peter, un torpe solitario, se expresa con ceceo falso, está enamorado de la prometida de un compañero de trabajo; y Mallory, para consternación de su novia, tiene miedo de declararse lesbiana. Aunque el libro abunda en incidentes dramáticos, su enfoque principal, como el de los personajes, no consiste en las acciones, sino las palabras y el poder transformador de la atención adecuada que se presta a las pequeñas cosas. Los pequeños detalles, que diría el maestro Vladimir Nabokov.

Ilustración de Pablo García.

Ilustración de Pablo García.

Mallory, la apocada becaria, es la única empleada del descendiente de la familia Swansby. Su misión es completar el diccionario después de un siglo de barbecho. La producción se detuvo con el inicio de la Primera Guerra Mundial, durante la cual el personal falleció y las imprentas se fundieron en busca de supervivencia. David Swansby, su jefe, quiere darle nueva vida digitalizándolo, pero primero Mallory debe descubrir y quitar las entradas ficticias que salpican sus páginas. También tiene a su cargo contestar el teléfono, una ocupación demasiado poco estimulante: todos los días, un extraño amenaza violentamente porque la definición de matrimonio está cambiando. Estas llamadas particularmente angustiosas coinciden con la lucha de la protagonista por salir del armario. “Recuerdo que ya en el colegio me preguntaba sobre los armarios: ¿habría una sutil diferencia entre alguien que no ha salido del armario y tener un esqueleto en el armario? Acudí al diccionario en busca de una aclaración, pero no encontré ninguna. Pasaba las páginas, ardiendo de vergüenza”. (pág. 81)

Williams lleva a los lectores de un lado a otro en el tiempo, mientras Peter y Mallory bracean contra la política caprichosa de la oficina, los sentimientos románticos no resueltos y las indignidades del ser humano, a menudo con efectos secundarios hilarantes. La autora, todo un descubrimiento, posee el don de escribir piezas escenográficas y monólogos internos que al principio parecen de lo más simple y más tarde transitan de manera sorprendente hacia el absurdo. Hay un subgénero particular de libros que resultan ingeniosos y eruditos, cómicos y serios y, a menudo, de naturaleza bibliófila, donde se sitúa, por ejemplo, “El loro de Flaubert”, aquella gran primicia que en el siglo pasado anticipó el enorme talento de Julian Barnes.

Esta es una novela de listas, aliteraciones, alusiones, remolinos de meditación sobre el lenguaje, diccionarios, género, juegos de palabras, chistes lingüísticos, emojis de texto, grawlix, tildes, etcétera, que enseguida abrazarán los cruciverbalistas y los lingüistas, los pedantes y los que odian la pedantería. Eley Williams, profesora de Escritura Creativa en Royal Holloway, de la Universidad de Londres, utiliza juiciosamente la definición de la novela del Dr. Johnson, de que una pequeña historia, generalmente de amor, tiene corazón, así como también sus travesuras. Se trata del amor como algo que no se puede expresar con palabras y jamás se atreve a pronunciar su nombre, estridente ni sentimentalmente. Ríos de diferentes lecturas y de entretenimiento surcan de principio a fin una novela deliciosa.

Portada del libro.

El diccionario del mentiroso

Eley Williams Traducción de Mariano Peyrou

Sexto Piso, 276 páginas, 21,90 euros 

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