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La brecha sutil

En su nueva novela, Mariano Peyrou abunda en un modo de narrar agudo y delicado

Mariano Peyrou. | Efe

No es la sutileza una característica que abunde en la narrativa actual. Sutileza entendida en su acepción más genuina: algo que, a la par que agudo y perspicaz, puede ser delgado y delicado. “Lo de dentro fuera”, la nueva novela de Mariano Peyrou (1971), se instala en la sutileza como marca de estilo. Parte de conceder importancia al poder de las palabras, a la flexibilidad de sus sentidos y a la capacidad del lenguaje para relacionarse con su propia ausencia y proponer una historia que es un juego de voces y una exploración entre esos ámbitos, más entrelazados de lo que parecen, que son realidad y ficción; interior y exterior. El título de la novela nos hace un guiño, pero no nos impone un tema; más bien nos abre un camino que avanza circularmente, en espiral. No son las novelas de Peyrou adictas a una trama. En ellas importa, sobre otros muchos aspectos, la relación de lo dicho con aquello que representa; la distancia y la proximidad entre lo pensado o sentido y aquellas palabras que lo nombran. En “Lo de dentro fuera” se explaya una voz narradora que ya en los primeros párrafos de la novela nos va señalar la hendidura desde la que el autor va a construir su historia: “Parece que ser idiota es confundir lo real y lo imaginario, lo de dentro y lo de fuera: es perseguir fuera algo que sólo existe dentro. Pero yo creo que no, que son los que no confunden lo de dentro y lo de fuera los que son idiotas”. ¿Qué es lo de dentro y qué es lo de fuera? Seguro que es aquello que usted está pensando y lo contrario. ¿Entonces nos agarramos al relativismo, a que todo vale? No, más bien nos soltamos y nos dejamos caer en el vacío (es en esa circunstancia donde nace la literatura). Como lector caprichoso que soy, creí ver también una tentativa de definir lo que es la escritura y el arte en general: “Perseguir fuera algo que sólo existe dentro”. A partir de esta frase incliné mi lectura como una interpelación a ella, incumplí mis propios deseos y me agarré a esa posibilidad, no como a un clavo ardiendo, pero sí como a una clave importante. Junto a la voz narradora enseguida aparecen otras voces: sus padres, una suerte de compañero y, por encima de todos, un personaje denominado “el tipo” que imparte clases a la protagonista de Historia de las Artes del Espectáculo y que Peyrou utilizará como complemento y contrapunto de quien narra. El profesor tiene una curiosa y sugerente manera de organizar su asignatura: a través de las distintas encíclicas papales, edictos y cartas que se han publicado a lo largo de la historia de la iglesia católica, lo que permite dar una nueva vuelta de tuerca a lo que común y mayoritariamente entendemos como dentro y fuera. Se encuentra dicha perspectiva con una cita de Stanislawski que aparece en otro momento de la historia: “Nunca te permitas representar externamente algo que no hayas vivido internamente”. Pero hacer caso a Stanislawski sería negar múltiples posibilidades a la ficción. La hechura de “Lo de dentro fuera” está en algo que se dice del profesor: enseñar la excepción y no las reglas. En esa intención parece desarrollarse la escritura de Peyrou: atenta a la brecha, a la paradoja, construyendo una excepción con tentativa de regla; abundando pero a la vez negando en cada obra los hallazgos encontrados.

Las voces de la novela no dejan de decir hasta el final: “Cuando salgo a la calle pienso que un relato implica una relación: no tanto entre hechos como entre lo de dentro y lo de fuera”, o “explorar un idioma secreto equivale a inventarlo”.

Mariano, el explorador; Peyrou, el aventurero.

Cubierta del libro

Cubierta del libro

Lo de dentro fuera

Mariano Peyrou

Sexto Piso, 144 páginas, 15,90 euros

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