Víctor del Árbol, el policial nietzscheano

La sombra del filósofo alemán opera como una radiación de fondo en "Nadie en esta tierra"

Alejandro M. Gallo

Víctor del Árbol (Barcelona, 1968) es uno de nuestros novelistas más prestigiosos. Su trayectoria comenzó con "El peso de los muertos" (2006), con la que ganó el Premio Tiflos. Luego llegó "La tristeza del samurái", traducida a varios idiomas y Prix du Polar Européen en 2012. En 2013 leíamos "Respirar por la herida". Después llegaron "Un millón de gotas"; "La víspera de casi todo", con la que ganó el Premio Nadal; "Por encima de la lluvia", Premio Valencia Negra; "Antes de los años terribles" y "El hijo del padre". A esas distinciones hemos de añadir el Grand Prix de Littérature Policière Étrangére en 2015 y el nombramiento de Chevalier des Arts et des Lettres por el Ministerio de Cultura francés.

Ahora regresa a las librerías con "Nadie en esta tierra". Una novela donde nos presenta a Julián Leal, inspector del Cuerpo Nacional de Policía destinado en Barcelona al borde del crepúsculo personal y profesional. El médico le ha detectado un cáncer en el riñón y ha puesto fecha a su muerte; a lo que se une que es apartado del servicio activo por haberle propinado una paliza a un sospechoso de abusos a menores. En esa tesitura, regresa al pueblo que lo vio nacer en la Galicia profunda, para reencontrarse con el pasado y sus fantasmas, comprobando de primera mano que la droga es comprada por los colombianos a los bolivianos, que la empaquetan y procesan, para utilizar a los mexicanos como intermediarios en los mercados estadounidenses y europeos, donde Galicia, además de la tierra de los vientos cambiantes, es una puerta privilegiada de acceso. A partir de ese momento comienzan a aparecer los cadáveres de antiguos amigos de la infancia y todo lo señala como el principal sospechoso. De esa forma, el protagonista ha de ajustar cuentas con el presente y con el pasado, y tiene poco tiempo, pues el cáncer avanza deprisa.

Analizar y valorar esta novela nos obliga a regresar a "Un millón de gotas", reseñada en estas páginas, por la cantidad de similitudes. Ambas son obras de traiciones y venganzas, de personajes trazados con esmero, de culpas del pasado que influyen en la vida de inocentes, de vidas zarandeadas por el horror de la barbarie, de grandes y apasionados amores en medio de catástrofes, de la construcción de mitos y héroes, de damnificados por las grandes ideologías. Narraciones donde la sombra de la filosofía de Friedrich Nietzsche se hace tan presente como una radiación de fondo.

En "Nadie en esta tierra", Nietzsche y sus aforismos regresan con más fuerza que nunca. Al protagonista, Julián Leal, nos lo presenta como alguien que consiguió cambiar todo el mundo que lo rodeaba; es el personaje nietzscheano capaz de dividir la Historia en dos. Frases como "No es de los que abandonan sin pelear" (p. 24), "Nunca te rindes sin pelear" (p. 159) o "Pelearás hasta el final" (p. 48) son muestras del "Yo no soy un hombre, soy un campo de batalla" nietzscheano. Para Nietzsche, "la esperanza es el peor de los males" porque su existencia alimenta el miedo y este solo desaparece cuando muere aquella; a la vista de lo cual, el narrador le dirá al protagonista: "Cuando no tienes nada que perder, puedes correr todos los riesgos" (p. 111).

La memoria es otro de los elementos que se hacen presentes en estas páginas, pero Del Árbol la pone en su justo lugar cuando afirma que ensancha o acorta a su gusto lo que quiere recordar y lo que prefiere olvidar. A eso hemos de añadir la Guerra Civil española que estará presente en las vidas de sus personajes y marcarán su devenir. Luego tendremos el juego entre madurez e infancia, época en la se cree que "las deudas no se pagan y que las leyes de la infancia son más poderosas que las de los adultos" (p. 35). Sin embargo, asegura que "vivir en el pasado es una enfermedad" (p. 424). Al final veremos una reflexión sobre el héroe, que es un cruce entre Nietzsche y el James Ellroy de "L. A. Confidencial": "A veces los tiempos exigen héroes, hombres como usted son necesario para sostener la ficción".

poridentidad

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Nadie en esta tierra

Víctor del Árbol 

Destino, 438 páginas, 20,90, euros

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