El sueño de Bueño se hace realidad

De un modesto concurso de pintura al aire libre para resaltar su rico patrimonio etnográfico de hórreos, en Bueño se ha pasado a soñar a lo grande, a 6 kilómetros de Oviedo. Es debido a la Fundación EDP, que asume su responsabilidad social en territorios afectados por el inminente cierre de sus centrales térmicas de carbón con el programa "Arte público", iniciado en 2020, que busca promover la transformación del espacio común en poblaciones rurales, a través del urbanismo sostenible.

El programa, coordinado por el arquitecto Joaquín Vaquero Ibáñez, hijo y nieto de los pintores Joaquín Vaquero Turcios y Joaquín Vaquero Palacios, también arquitectos, está enfocado exclusivamente a estudiantes de arte, diseño y arquitectura y centra su atención en los jóvenes, a los que ofrece un espacio público para que desarrollen proyectos que repercutan de manera positiva en los diferentes municipios. Es un concurso bienal, en años alternos, y el desarrollo de los proyectos en cada uno de los lugares elegidos tiene una duración de tres años. La gran diferencia con respecto a otros concursos arquitectónicos es que las ideas premiadas las ponen en práctica los propios estudiantes, que participan en todo el proceso de ejecución de la obra.

En 2020, la Fundación EDP lanzó en Asturias la primera edición del programa, en colaboración con el Ayuntamiento de Ribera de Arriba, que cuenta con una amplia actividad a través de sus asociaciones culturales: concursos de pintura, jazz, fado, cine de verano, teatro, coros… Tres años después, el proyecto se ha hecho realidad en Bueño. La segunda edición, en colaboración con el Ayuntamiento de Tineo, más urbanística y centrada en una intervención con función comercial en la Plaza del Ayuntamiento, dio a conocer sus premiados en diciembre de 2022 y está pendiente de ser concretada.

En Bueño, la puesta en marcha suponía tres actuaciones distintas, las dos principales en la casona de la familia Prieto, para hacer de ella un espacio cultural polivalente, y en su finca colindante. De las treinta y tres propuestas recibidas, con cerca de sesenta participantes de veinte universidades de España, resultó ganadora la denominada Central Artística de Bueño (de siglas CAB, como en Burgos), presentada por los jóvenes arquitectos Marta Molins, Jorge Abad, Diego Catena y Claudia Gadea, de la Universidad de Zaragoza, egresados en el estudio MN+LM Arquitectos.

La Central Artística de Bueño es, en realidad, un auditorio semienterrado cubierto por un escenario que permite desarrollar espectáculos al aire libre. Se articula en dos espacios, uno superior, que permite albergar grandes espectáculos de hasta 1.100 personas en el prado de la parcela, y uno inferior, más polivalente y versátil, aunque por su tamaño, 155 m², más que para exposiciones artísticas convencionales servirá para actos culturales, con un aforo máximo de 110 personas. Bien adaptado acústicamente por Merino Ingenieros, se ha inaugurado con conciertos de fado y folclore y una intervención del artista audiovisual y músico portugués João Pimenta Gomes, comisariada por João Pinharanda, director del Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología (MAAT) de Lisboa. Queda como recordatorio de su actuación un acaracolado altavoz en hierro instalado en su interior que reproduce la pieza sonora, aunque el artista portugués volverá a Bueño, puesto que hace de la performance y la interacción en vivo con el espectador la base de su trabajo.

Por su parte, la casona de los Prieto, convertida en la Casa de las Artes y las Ciencias, se abre con una amplia retrospectiva del conocido escultor asturiano Herminio, comisariada por la doctora (que no en Medicina) Alicia Vallina. Cumple un sueño y recorre desde sus inicios, cuando hacía miniaturas sobre un grano de arroz o la cabeza de un alfiler, o su primera etapa como pintor, hasta sus comienzos como escultor de sus ya reconocibles equilibrios imposibles en piezas poco expuestas de cartón prensado y madera o las posteriores de acero inoxidable y aluminio en sus tres colores básicos, blanco, negro y rojo. Copiosa pero bien montada, la exposición se extiende por las tres plantas del edificio y también por el exterior, junto a la carpa que se ha instalado provisionalmente para conferencias y encuentros.

La incógnita está en la continuidad del ambicioso proyecto artístico, que ha de obedecer a una programación no improvisada ni dependiente de las propuestas que lleguen de fuera, sobre todo, cuando se produzca el cierre de la central térmica de Soto de Ribera y, por tanto, haya menos recursos. Por el momento, la colaboración entre el pequeño Ayuntamiento de Ribera de Arriba y la Fundación EDP ha derivado en un proyecto mucho más amplio en el que participan la Embajada de Portugal en España y el MAAT de Lisboa, con la intención de convertir a la CAB en un lugar de conexión e intercambio artístico asturiano-hispano-luso, es de esperar que con la debida reciprocidad.

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