Muerte en la pista
Budapest (Hungría), Á. F.
Ciertamente, Renault escogió un mal día para cometer un desliz con los protocolos de seguridad. El error de un mecánico a la hora de colocar el dispositivo de sujeción de un neumático se magnifica al no poner en marcha las medidas para corregirlo de inmediato, a ojos de la FIA.
El problema es que la rueda de Fernando Alonso volando como un proyectil queda demasiado cercana en el tiempo al accidente que hace un par de domingos costó la vida a Henry Surtees, hijo de John Surtees, el el único campeón del mundo de Fórmula 1 y de la categoría reina del motociclismo.
En el circuito de Brands Hatch, al suroeste de Londres, un neumático descarriado de otro de los competidores en una prueba de Fórmula 2 golpeó a Surtees en la cabeza. Inconsciente, el piloto perdió el control y se estrelló contra las protecciones a toda velocidad. Falleció en el hospital y se activaron todas las alertas sobre la seguridad en los circuitos.
El accidente de Massa en Budapest, también golpeado en la cabeza, hizo aflorar la sensibilidad en materia de seguridad.
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