José Mario dos Santos Félix Mourinho, nacido en Setúbal el 26 de enero de 1963, tiene el perfil de lo que Florentino Pérez quiere para su Madrid: un ganador, un hombre con respetable pedigrí futbolístico. El portugués llega al Bernabeu después de haber ganado con el Inter una tripleta de títulos, Liga y Copa en Italia y Liga de Campeones. Llega con orla del más listo de la clase.

Mourinho es ave con dificultades para hacer nido. Su paso por los clubes en que ha trabajado han tenido finales polémicos. Siendo estudiante ya tuvo una pelea con el profesor de Matemáticas y dejó las clases. Finalmente, empujado por su madre, maestra, terminó la carrera de Educación Física en la especialidad de Metodología del Deporte. Su padre fue portero y, posteriormente, entrenador. A su lado comenzó a trabajar y en su país entrenó al Sporting y Benfica. En este club, a mitad de campaña, pidió que le firmasen nuevo contrato por cuatro años y la negativa fue su argumento para marcharse. Salió del paro en el Unión de Leiria y a continuación fichó por el Oporto, en el que se hizo famoso. Pidió grandes fichajes, se los concedieron y con nuevo equipo ganó dos Ligas, una Copa, una Liga de Campeones y una Copa de la UEFA.

Su salto fue al Reino Unido. Después de decir que ficharía por el Liverpool y no por el Chelsea, acabó en este club, con el que ganó dos Ligas inglesas. Con el dueño de la sociedad, el ruso Roman Abramovich, mantuvo constantes discusiones a pesar de que se contrató a todos los futbolistas que pidió y entre ellos Drogba. Su primer contrato fue de 4.2 millones de euros y al año se le tuvo que subir a 5,2. Cuando llegó al Chelsea dijo una frase que le marcó: «No me llamen arrogante. Soy campeón de Europa y un tipo muy especial». A partir de ese momento fue bautizado como «The Special One».

El Chelsea, como había hecho en Portugal, llenó la pantilla de grandes figuras, algunas de las cuales conocía por haber formado parte de sus equipos. Sus triunfos en el Chelsea le catapultaron al Inter, que le firmó salario de 6 millones de euros por tres temporadas.

Mourinho comenzó su carrera en España al lado del caballero inglés sir Bobby Robson. Era su mejor traductor en el Fútbol Club Barcelona. Con posterioridad fue segundo de Louis van Gaal y el sábado, en el Bernabeu, venció a su maestro. Antes de llegar al Santiago Bernabeu ha hecho licenciatura y doctorado en Portugal, Reino Unido e Italia, Tres países distintos, con fútbol diferente y en los tres ha triunfado profesionalmente. Otra cosa ha sido su carácter.

En su llegada al Real Madrid se le ha recordado la frase con que profesó barcelonismo: «Hoy, mañana y para siempre llevaré el barcelonismo en mi corazón». No es el mejor pasaporte para quien ha de decir que la ilusión de toda su vida era fichar por el Madrid.

En el Bernabeu se le aguarda como un campeón, como el hombre que deberá cambiar el rumbo de las dos campañas en que el club ha acabado haciendo honor a su camiseta, o sea, en blanco. Mourinho, desde el punto de vista futbolístico, deberá mejorar la imagen que dejó en el Camp Nou, donde además del autobús puso delante de su portería «os grandes expresos europeos», lema de los trenes coche-cama. En la final tampoco brilló el juego del Inter del modo que desea la afición madridista. Venció, pero no jugó mejor que el Bayern. Los muniqueses tuvieron más el balón en sus pies y echaron en falta la ausencia de Ribery. Solamente con Robben intentaron las penetraciones por las bandas, lo que facilitó la labor defensiva. Y encima el árbitro no señaló el penalti que hizo un defensor interista.

A Mourinho se le han reconocido virtudes en los sistemas de entrenamiento en los que lo físico tiene fundamental importancia. Su lema táctico más conocido es el de «presión alta».

La llegada del nuevo entrenador, polémico, a veces irritante, exigente al máximo y con la pretensión de tener máxima autoridad en materia de fichajes, lo que eliminará gran parte del trabajo de Jorge Valdano, no tardará en crear discusiones dentro de la entidad.

Para empezar, la primera batalla será convencer a Florentino de que debe fichar un puñado de jugadores a coste elevadísimo. Exigirá la salida de varios de los componentes del actual elenco, lo que no será fácil porque sus salarios dificultan enormemente los traspasos.

Mourinho es partidario de defensas firmes y contragolpes rápidos. No parece que en sus sistemas esté integrada la exigencia de los socios madridistas y que en palabra del ex presidente Ramón Calderón se define como «la excelencia». Atentos a la pantalla.