Oviedo, N. A.

Dámaso Bances se encuentra ahora en medio de un fuego cruzado. Con la temporada finalizada, la pelea no cesa para el máximo dirigente, que aún desconoce su futuro en la entidad. El momento de mayor tensión en la temporada le tocó vivirlo el domingo, a la finalización del choque. Cuando el árbitro decretó el fin del encuentro ante el Pontevedra la crítica exacerbada de la grada se dirigió de forma unánime hacia el palco en busca del máximo accionista, Alberto González, que no acudió al encuentro. De rebote, el foco de protestas buscó el aparcamiento subterráneo del Carlos Tartiere, donde se produjeron los desagradables incidentes. Bances no deja pasar la ocasión de lamentar los hechos: «Fue una minoría la que se comportó de forma salvaje. Esa gente no tiene sitio en el Oviedo ni en ningún equipo del mundo. Lo único que me gustaría dejar claro es que ese grupo no es representativo de nuestro club. El 99 por ciento de la afición se marchó a casa llorando por la eliminación sin causar problemas». Al presidente carbayón le dolió de una manera especial «leer en los periódicos de Pontevedra que la afición del Oviedo se comportó de manera vándala, cuando no fue así, sólo fueron unos pocos».

Dejando a un lado las formas, injustificables cuando se producen de manera tan violenta, Dámaso Bances mostró también su disconformidad con el fondo de las mismas. «La gente tiene que entender que lo único importante es la institución, da igual quién sea el máximo accionista porque el Oviedo está por encima de todo eso». Y para una mejor comprensión del mensaje, el presidente se apoya en ejemplos: «La semana pasada se inauguró el museo del club y aparecen todos los presidentes que ha tenido el Oviedo en su historia. Los hay buenos y otros que no lo han sido tanto, pero al final lo que prevalece es el escudo, por encima de todos ellos». Y agrega: «Los sentimientos no tienen dueño».

A pesar de las informaciones que se recogían ayer, la mujer de Dámaso Bances no llegó a sufrir ninguna crisis de ansiedad a la finalización del encuentro. Un malentendido dio origen a la idea equivocada, que el presidente azul se encargó de aclarar.