Oviedo, Á. F.

Óscar Celada viajó a Sudáfrica con 23 pacientes en su lista y, si acaso, una ampliación hacia el cuerpo técnico. Las intervenciones del médico de la selección se vigilan con lupa, tiene en sus manos la alineación. Y, a veces, también la animación, como cuando le tocó cuidar a Manolo el del Bombo de una fortísima gripe que lo mandó de vuelta a casa. Pudo regresar para disfrutar de la final.

Insiste Óscar Celada y todo el que anduvo cerca de la selección que la armonía fue clave para ganar el Mundial, y también en los peores momentos, después de perder contra Suiza.

El «buen rollo» no implica holganza, menos todavía para el médico. Algunos futbolistas tocados y otros con el quirófano muy reciente, como Torres, sin partidos antes del Mundial. Iniesta y Cesc afinaron su recuperación ya concentrados y eso ponía un interrogante sobre su concurso y mucha responsabilidad en manos de los doctores.

De los tres, sólo Torres estuvo por debajo de su nivel, aunque Óscar Celada ha dicho siempre que estaba para jugar desde el punto de vista médico y al que agradece en cuanto tiene la ocasión su entrega, profesionalidad y voluntad por recuperarse.