El técnico del Avilés, Ricardo Bango, es consciente de que el domingo (18.00 horas) se va a encontrar en el Suárez Puerta con un Langreo «muy sólido al que es difícil generar peligro, un equipo sobrio y sin concesiones», al que no podrá jugar como más le gusta. «Me encantaría replegar al equipo, sacrificarlo para tener muchas oportunidades de gol y poder repetir, con mayor o menor acierto, lo sucedido en el campo del Covadonga, pero no creo que vayamos a tener muchos metros para correr. Yo estaría encantado, pero sé de antemano que no va a ser así», señaló.

Bango justificó el juego que quiere para los suyos. «Tenemos un equipo ideal para el contraataque y los números dicen que casi la mitad de nuestras opciones de gol son en contraataque y en velocidad, y renunciar a eso por una idea de concepción del juego me parece una barbaridad. Además, el equipo acepta el rol cuando hay que replegar, tiene grandes pasadores y una verticalidad y velocidad impresionantes. Por lo tanto, me encantaría poder jugar así, pero insisto en que no va a ser posible y tendremos que cambiar la forma de jugar».

El entrenador blanquiazul dice que la victoria pasa por tener dos cosas claras. «Una es no confundir lo que es tener la pelota con relajarnos en el aspecto defensivo, y la otra, determinación en los últimos metros. Y ahí es donde tenemos que volcarnos, porque no hay partido en casa que no hayamos dispuesto de varias oportunidades de gol. Si lo logramos y no tenemos errores en defensa, tendremos muchas opciones de ganar». Bango quiere también pocas interrupciones. «Debemos procurar que no se pare el juego, no dedicar un segundo a cosas que no tengan que ver con el partido en sí, y que sea un encuentro de guante blanco que juguemos con máxima intensidad», explicó.

El Avilés acumula dos victorias consecutivas (el derbi con el Navarro en casa y el Covadonga a domicilio) y, aunque Bango reconoce que se rebajó un tanto la presión, dice que «aquí no hay semanas tranquilas porque sabemos el nivel de exigencia». El técnico lamenta que no se valore la goleada al Covadonga. «Ganamos 0-4 a un buen equipo y te encuentras con que, inexplicablemente, parece que tuvimos suerte. Y el equipo comenta qué es lo que tiene que hacer».

El entrenador avilesino trata de abstraer a los jugadores de la presión del entorno. «Intento que nos afecte lo menos posible y procuro analizar las cosas fríamente, pero insisto en que no puedo influir en lo que no está en mi mano. Yo aconsejo a los futbolistas que sean conscientes de la capacidad que tienen y que sigan entrenando con la intensidad que lo hacen. Me gustaría que la goleada al Covadonga les sirviera de acicate y para darse cuenta de lo que son», señaló, para añadir: «El ambiente de exigencia es una cosa y el de presión excesiva y constante crítica es otra, y existe. Yo no me quejo de él, pero en función de lo que hay tengo que adaptarme. Una parte de la labor del cuerpo técnico es intentar motivar a los jugadores, y ahora tienen que centrarse en que les afecte exclusivamente lo que tiene que ver con el tema deportivo e intentar hacer todo con las máximas ganas e intensidad».

Y es que Bango sacó muchas lecturas positivas del choque en Los Castañales de Oviedo: «Lo mejor no sólo fue el resultado, sino el adaptarse a un terreno que condiciona mucho la forma de jugar. Destacar el esfuerzo de los jugadores, que se sacrificaron para jugar de una manera que no están habituados y dar un paso más en saber afrontar los partidos con muchísima presión, pero siendo inteligentes. En intensidad y disputa estuvimos muy bien, por eso hay muchas cosas que destacar. Lo demás es especulación».

Bango, por último, dice que situar a Borja Prieto en la derecha, como ante el Covadonga, es una opción en campos pequeños. «Es una forma de jugar que nos puede servir para sintéticos de pequeñas dimensiones, donde el fútbol cambia y no son nuestro mejor hábitat por el perfil de nuestros jugadores», concluyó.