El Marino de Luanco ya suspira por terminar esta temporada para el olvido, pero aún le queda por delante el último encuentro de la competición. El equipo luanquín recibe el domingo a un Celta B que tampoco se juega nada a estas alturas de la temporada (Miramar, 17.00 horas) y los azulones apuran sus últimos entrenamientos para intentar llevarse esta victoria que permita cerrar la liga con otra cara.

Para el choque, el técnico, Marco Díaz, está pendiente de dos jugadores, uno de ellos se sumó ayer a la enfermería: Espolita. El jugador tuvo que retirarse ayer del entrenamiento por un fuerte pinchazo en el isquiotibial y tendrá que probarse hoy, para ver si todo queda en un susto. El que tiene más difícil llegar es Iván Prendes, que sigue recuperándose de un golpe en el dedo del pie, que apenas le deja entrenar.

Los dos jugadores esperan no unirse a Abraham, que pese a que no llegará para disputar este último encuentro, está en la recta final de su recuperación, tras sufrir un edema oseo en la rodilla izquierda. Lesión complicada al igual que las de Boris, que ya se ejercita tras parar por el quirófano el 20 de enero, y la de Ángel Cabranes, que se lesionó a su llegada al conjunto luanquín en enero.