La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El mejor fondo del OCB

Las nuevas cotas defensivas y de concentración del equipo asturiano desquician al Ourense

Una eliminatoria de play-off es como una carrera de mediofondo. De nada vale coger ventaja al principio si no tienes una buena estrategia y capacidad de respuesta y cambio de ritmo en los momentos finales. En esta prueba, el OCB salió adormilado, a verlas venir, y el Ourense sacaba varios cuerpos tras las dos primeras vueltas. Pero a medida que se acerca la línea de meta los ovetenses son los que parecen más frescos y más preparados para el sprint final. Si excelente había sido el juego del equipo de Carles Marco el domingo pasado, el viernes aún subió un par de peldaños más. Le favoreció un poco la suerte en los primeros minutos, cuando a sus malas lecturas en ataque se sumaron opciones claras para el Ourense que los gallegos no aprovecharon. Por lo visto a continuación, es probable que una desventaja inicial visitante no hubiese cambiado demasiado el guión del partido, pero nunca se sabe.

En todo caso, el conjunto asturiano demostró en casi todo momento qué hacer, cuándo hacerlo y cómo hacerlo. A la hora de defender, anuló a Christian Díaz, el motor orensano, que sólo consiguió ventajas en dos bloqueos en transición y un par de penetraciones aisladas. Los flashes larguísimos de Barro y Jesperson en los bloqueos directos, hasta llegar brevemente al dos contra uno junto a un incansable Dani Pérez o al incómodo Santana, sacaron de rueda al jugador canario, que acabó desesperado. Otro tanto se puede decir de Kapelan y Mitrovic, que apenas encontraron espacios en las salidas de los bloqueos indirectos ante la kilometrada y la insistencia de Manu Rodríguez, Víctor Pérez y Sans, no exenta de inteligencia para recurrir al cambio entre exteriores en situaciones excepcionales.

Por dentro, Flis, con ventaja teórica frente a los cuatros del OCB, sobre todo por la ausencia por lesión de Salvó, se autoanuló por su escaso acierto exterior ante Barro y su mala lectura de las jugadas al poste contra Jesperson. Y Sonseca y Dos Anjos dieron una lección defensiva ante Guerra, siendo extraordinariamente físicos y con la colaboración de sus compañeros, que supieron leer muy bien en qué acciones permitir el uno contra uno, en cuáles fintar la ayuda y en qué otras acudir al dos contra uno. El rebote ofensivo del Ourense no fue esta vez un gran problema.

Sentadas las bases, el ataque de los de Marco fue engrasándose a medida que transcurrían los minutos, con aportaciones de todos sus elementos (llamativa la intensidad con la que salió Carlos Martínez con el partido decidido) y con la incógnita de hasta dónde podrá llegar cuando Löfberg vuelva a coger la onda. En el tercer cuarto rompió por la mitad a los gallegos que, desquiciados y fuera de partido, permitieron demasiados tiros cómodos. Probablemente esa falta de concentración de sus jugadores fue lo que disuadió al técnico local de seguir utilizando la zona 1-2-2 que empleó en algunas acciones y que no le fue mal del todo. Pero la última vez que la utilizó fue muy elocuente: tras defender en zona y forzar un tiro relativamente incómodo de Löfberg, el balón salió fuera con posesión del OCB. García de Vitoria ordenó entonces cambiar a individual, y la empanada de los suyos fue tal que, en el saque de fondo, nadie se hizo cargo de Jesperson, totalmente solo a siete metros del aro. El rubio de Wisconsin ni pestañeó antes de clavar el triple.

Tras una exhibición en pista ajena sin uno de sus mejores mimbres, la ventaja en la eliminatoria, efectiva y anímica, es del OCB. De eso no hay duda. Pero es poco probable que el partido de hoy se parezca al del viernes, y los de Marco tendrán que exhibir nuevas dosis de intensidad y de concentración si no quieren jugárselo todo a una carta el martes en Pumarín.

Compartir el artículo

stats