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El año de los sueños cumplidos

Víctor Pérez y Cristina Romero, capitán y directora de comunicación del Oviedo Baloncesto, despiden un 2017 histórico para el club y reciben con ilusión 2018, en el que nacerá su primer hijo | "Sería muy bonito que los equipos de baloncesto y de fútbol de la ciudad lograran subir a la máxima categoría el mismo año", señalan los andaluces, en Oviedo desde hace ya casi seis años

Cristina Romero y Víctor Pérez, en el polideportivo de Pumarín. Miki López

Nada más terminar la final de la Copa Princesa 2017, en la que el Oviedo Baloncesto consiguió el primer título oficial de su historia, el capitán del equipo, Víctor Pérez, empezó a buscar con la mirada a alguien por el polideportivo de Pumarín. Pronto encontró lo que estaba buscando y se fue a darle un sentido abrazo a Cristina Romero. La responsable de comunicación y patrocinios del Unión Financiera es también su mujer y los dos habían culminado con esa victoria ante el San Pablo Burgos un sueño que ni se les pasaba por la cabeza cuando llegaron hace ya casi seis años.

Víctor, de Sevilla, y Cristina, de Huelva, aterrizaron en Oviedo sin hacer ruido y con el paso del tiempo se han convertido en dos pilares del club. Uno por lo que hace en la pista y la otra por la labor que realiza fuera de ella. Alejandro, que nacerá el próximo mes de febrero, es la mejor prueba de que las cosas han salido bien y de que fichar por el Unión Financiera fue todo un acierto. Cuando llegaron, el equipo estaba en LEB Plata y ahora es uno de los clubes más importantes de LEB Oro y se permite soñar con subir algún día a la ACB. A la pequeña grada de cemento que celebraba los triples del escolta sevillano se le han ido uniendo otras hasta conformar lo que hoy es el "fortín". El sueño pasa ahora por llevarse la "magia" de Pumarín a un nuevo pabellón, que sea más grande y en el que quepan nuevos retos.

Orgullosos de ser andaluces, Víctor y Cristina no tienen problema alguno en que Alejandro vaya a nacer en Oviedo, una tierra que ya sienten también como propia. Aún así, Víctor aclara que aunque el DNI del niño pondrá "nacido en Oviedo", llevará a "Andalucía en la sangre".

Los retos para este 2018, al margen de criar a su hijo, son enormes para su otra familia, la del Oviedo Baloncesto. Un club en constante crecimiento que ha acabado el año encadenando cuatro victorias consecutivas, en cuarta posición de la clasificación, aún con unas pocas opciones de clasificarse para disputar de nuevo la Copa Princesa y, sobre todo, demostrando ser un equipo capaz de competir por los objetivos más ambiciosos.

Los dos coinciden en soñar a lo grande y en su sueño incluyen a sus hermanos del fútbol. Y es que el buen momento del Oviedo Baloncesto coincide con el del Real Oviedo y eso hace que todo sea aún más ilusionante. "Sería muy bonito que los dos equipos, el de fútbol y el de baloncesto, consiguieran el mismo año el ascenso a la máxima categoría", asienten los dos.

Ningún cuento puede ser perfecto y el final de año ha traído una de las pocas malas noticias de este ejercicio. La lesión de Fran Cárdenas ha sido todo un mazazo para un equipo que al menos pudo dedicarle la victoria (66-70) el viernes en Huesca. "Ha sido un revés, con Fran además tenemos muy buena relación. Él, como yo, es de Huelva y llegamos juntos al club hace seis años, formábamos el clan de los andaluces, y además ahora vivimos puerta con puerta en Oviedo. Pero puede estar tranquilo porque lo vamos a cuidar mucho y, además, va a estar ocupado porque le tocará hacer de niñero", dice Cristina Romero.

Esta pareja ha visto como los éxitos de este 2017 culminan una trayectoria en la que tuvieron mucho cuidado para dar los pasos correctos. Víctor explica cómo fueron esos primeros momentos: "Vinimos con mucha ilusión y con mucha expectación de si podíamos asentarnos. Profesionalmente, el primer años para mí fue clave, volví a sentirme importante, teníamos un equipo para competir y al final quedamos campeones de liga, de LEB Plata, eso para mí fue algo espectacular; en lo personal me encontré un club muy familiar, un club que nos los brindó todo desde el inicio. Todas las referencias que tenía se cumplieron en los primeros meses. Al cabo de los años, te puedo decir que esta ya es mi casa. En lo personal, hemos encontrado una estabilidad aquí que no habíamos tenido nunca en 17 años de relación. Siempre estaremos agradecidos a Oviedo. Aquí, sin duda, hemos pasado los mejores años de nuestra vida. Los hemos pasado y los seguimos pasando".

Cristina Romero lo tenía algo más complicado porque no estaba tan claro lo que se esperaba de ella en el club: "Cuando llegué aquí, para mí era algo impensable. Siempre he dicho que mi sueño era trabajar en un club de baloncesto. Toda mi vida he jugado al baloncesto, he estado rodeado de baloncesto por mis padres y mi hermano, y por mi pareja. Pero fue todo casualidad. Cuando llegó aquí, Víctor habló con el club y les contó que yo venía con él, que había trabajado en la televisión pública de Andalucía, en la Federación Española, en la Federación Andaluza y se dio la circunstancia de que en ese momento nadie ejercía la labor de comunicación. Me surgió la oportunidad de cumplir un sueño que era trabajar en un club de baloncesto y decidí tomármelo en serio. Víctor siempre fue muy reacio a que yo trabajase en el club donde él jugaba".

Él lo reconoce: "Sé cómo funciona un vestuario, los compañeros, lo que puedan decir. Podía resultarme incómodo. Pero desde primera hora lo diferenciamos. Es tan fácil como que ella se propuso y consiguió crear un área de comunicación y que fuese un proyecto bastante sólido. Hemos sabido diferenciar. Nadie nos puede achacar que no hayamos sido profesionales. Ha habido jugadores del equipo que se han enterado con el paso del tiempo de que éramos pareja, en muchos casos cuando llegaba después de Navidad".

En verano de 2016 se casaron y en 2017 se quedaron "embarazados". Un año que será inolvidable. "A nivel deportivo la Copa Princesa fue un momento muy bonito. No solo al final por levantar la Copa, también por todo el esfuerzo que llevaba detrás. Hubo una cantidad de trabajo horrible en el club, pero lo hicimos todo con tanta ilusión. Para mí que la celebración de la Copa puso aún más a Oviedo en el mapa. Por supuesto, que mi marido levantara la Copa fue especial", añade Cristina. Para Víctor fue "el colofón al trabajo que se ha venido haciendo no solo los años que llevamos nosotros aquí, en los años previos". Y ahí salen los nombres de Agustín Munárriz (entrenador ayudante), Fernando García (director de cantera), Fernando Villabella (presidente), María José Alonso (la mujer del presidente) o Héctor Galán (director deportivo). Una familia que cuidará de Alejandro. Un niño que será el carbayón más andaluz de toda la ciudad.

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