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Pesimismo en los coletazos finales de la campaña

La ausencia de salmones pese a los buenos niveles de agua en los cauces fluviales del Oriente

Pesimismo en los coletazos finales de la campaña

Seguimos arrancando las hojas al calendario "zaragozano" en la recta final de la pesca al salmón en Asturias, ahora sin utilizar el cebo natural, entre otras artes, pero la cosa no parece que mejore en cuanto al aumento del número de capturas. Eso sí, los niveles de los ríos del Oriente se presentan preciosos a estas alturas de la campaña, en comparación a lo acontecido por estas mismas fechas el pasado año, cuando estaban en casi en mínimos. Es por ello que aún podrían salir algunos piños de añales durante las dieciocho jornadas que restan para bajar el telón a la pesca tradicional del salmón en Asturias.

La temporada en sí no puede catalogarse de aceptable, pues desgraciadamente los ejemplares brillan por su ausencia. Una de las causas, como apuntábamos en otras ocasiones, viene dada por las avenidas de estos meses de primavera, al menos en la cuenca del Sella. Pero, lo que nadie obvia es que entraron muchos menos salmones que en ejercicios anteriores. Es más: a mayor escasez de peces, menor presencia de ribereños y deportistas en los turnos de media hora en las zonas libres, e incluso floja presencia de pescadores en los cotos parciales. Es lo que hay, guste o no.

Entrados de lleno en los últimos coletazos de la atípica campaña salmonera volverán a ponerse de manifiesto los pros y los contras. Sea como fuere, es caso es que ya sea por las pesquerías en alta mar, los depredadores y especies alóctonas, el cambio climático o las riadas, la realidad es que remontaron muy pocos, poquísimos ejemplares, en este 2018. Las estadísticas están ahí, salvo que pretendamos maquillarlas incorporando las capturas de la vertiente gallega del Eo o de la vertiente cántabra del Cares. Y, pese a todo, tampoco dejarán satisfechos a todo el mundo.

Se habla y no se para de apostar por más repoblación -aparte de la freza natural- de salmón en los ríos de la comarca del Oriente, asunto que compete a la propia Consejería de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, bajo la batuta del señor Fernando Lastra. Aquí, en esta comarca del área de influencia de los Picos de Europa, de esa misión se encargan los técnicos del Centro de Alevinaje de Avalle-L'Aspru (Parres). Sus estudios tendrán para tomar las decisiones idóneas y echar a los ríos salmoneros las cantidades de alevines que consideren oportunas, previas directrices de los responsables de la propia Administración. Vamos, digo yo.

En otro orden de cosas, mientras observo cómo una pérdida de gasoil fluye en el río Güeña a la altura de la zona de La Pedrera en el coto truchero de pesca sin muerte "Cangas de Onís", me preocupa sobremanera la necesidad de acometer campañas de limpieza en los cauces y, ¡cómo no! dragar la desembocadura en su confluencia con el Sella para evitar la continua acumulación de sedimentos. Nos encanta debatir sobre pesca sin muerte o con muerte, de salmones grandes o pequeños, de truchas o reos, de repoblaciones, de cormoranes o nutrias... Pero pocas veces nos centramos en el grave problema de limpiar y velar por nuestros ríos asturianos.

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