Juan Antonio Anquela respiró aliviado cuando el árbitro señaló el final del partido. No eran solo tres puntos. Por una parte, la victoria significaba volver a reinar en Asturias, en el derbi del Principado que conquista por segunda vez consecutiva. Por otra parte, el partido tenía influencia directa sobre su futuro más inmediato. Cuestionado en anteriores semanas por parte de la grada, el 2-1 ante el Sporting le da un soplo de aire fresco al proyecto. "Yo no veo fácil ganar nunca, ningún partido. En la primera parte pudimos cerrar el choque. Hicimos dos goles y tuvimos algunas oportunidades más para ampliar la renta. Pudimos sentenciar. Pero también sabía que después nos tocaría sufrir. No supimos leer en algunas fases el partido y era lógico que el Sporting tuviera un arreón", explicó el entrenador en la sala de prensa del Carlos Tartiere.

El jienense incidió en las claves del triunfo: "Hubo momentos en los que perdíamos balones en zonas peligrosas y ahí dimos opciones al rival. Y delante estaba el Sporting, que es un equipo excepcional". Y reconoció sobre la segunda parte que "el cambio de Berjón condicionó al equipo, es evidente. Yoel (Bárcenas) había estado muy bien como carrilero y después, en la segunda mitad (en la que jugó de extremo) ya no estuvo tan bien. Es una baja que nos condicionó". El extremo sufrió molestias en la zona dañada: "Ha jugado porque tenía que hacerlo. Quería jugar, demostrar que es importante, que no lo necesita, y ahí ha estado. En el descanso ha pedido el cambio por molestias",

El triunfo, al margen de los estrictamente futbolístico, afecta a la moral del grupo positivamente: "En el aspecto anímico es una victoria importantísima. Es el partido que el aficionado del Oviedo y del Sporting quiere ganar todos los años", expuso Anquela, que sigue esperando que las cosas mejoren: "Lo del balón parado no está resuelto todavía. Es verdad que hoy (por ayer) estuvimos más acertados en el remate: hemos hecho dos con la estrategia".