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Culé Moyáu

Abejas y ballenas

Tuve dudas. El horario del partido Atlético de Madrid-Barça en el Metropolitano coincidía en gran parte con el horario del mayúsculo River-Boca en el Monumental de Buenos Aires. Un partido de Liga relativamente importante y una final de la Copa Libertadores mayor que la cual ninguna final puede ser pensada. ¿Qué hacer? Jugar contra el Atlético de Madrid de Simeone es como estar sentado en la butaca del dentista, pero ver una final River-Boca es como sentarse en una butaca de nuestro cine favorito y dejar que las imágenes nos lleven donde quieran. Desde luego, tenía muy claro que vería los dos partidos en sesión continua, pero no estaba seguro del orden: ¿primero el Barça en directo y luego, de postre, la final de la Copa Libertadores? ¿O sería mejor ver primero el partido River-Boca y, después, visitar al dentista con más calma? La cruda realidad resolvió mis dudas porque la barbarie se había apoderado del fútbol argentino, la sinrazón ocupaba las cabezas de los dirigentes y las insoportables imágenes de odio e ignorancia (una aficionada de River escondía bengalas en el cuerpo de una niña) convirtieron una fiesta del fútbol en un funeral ético. El partido River-Boca estaba suspendido. Problema resuelto. Vería el Atlético de Madrid-Barça.

No me gustó el partido, no me gustó el Atlético de Madrid y no me gustó el Barça. Pero es que, después del horror futbolístico de Buenos Aires, muchos futboleros no teníamos muchas ganas de asistir a una clase de Cholismo Aplicado. Defiende, defiende, defiende. Aguanta, aguanta, aguanta. Enreda, enreda, enreda. Y espera tu oportunidad. Y la oportunidad llegó. Gol de Diego Costa. Por fortuna para el Barça, Dembélé, ese chico que dicen que llega tarde a los entrenamientos, que come mal y que vive peor, rescató un punto que nos permitió abandonar la butaca del dentista con media sonrisa. No tengo nada en contra del juego del Atlético de Madrid. Del mismo modo que cada especie es única y es absurdo elegir entre la danza de las abejas, el canto de la ballena gibosa y la inteligencia humana, no debemos preferir el juego del Barça con Messi y Arthur al orden cholista. Si funciona, adelante. Y el cholismo funciona. Pero el sábado no era un buen día para aguantar al equipo de Simeone porque desde Buenos Aires llegaban muy malas noticias para el fútbol y para la inteligencia humana. Después del partido Atlético de Madrid-Barça, busqué en La 2 un documental sobre abejas y ballenas.

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