La invidente asturiana Carmen López se ha clasificado cuarta en la final del Mundial paralímpico de surf, que se ha disputado en La Joya (California, Estados Unidos). López, de 21 años, rozó la medalla de bronce, que le arrebató por seis décimas la portuguesa Marta Jordao (3,7 puntos, por 3,1 de la ovetense). El oro fue para la gran favorita, la inglesa Melisa Reid, con 14,84 puntos, y la plata para la canadiense Ling Pai, con 9,13.

Carmen López soñaba con hacer surf desde muy pequeña. "Siempre me gustó muchísimo, estaba todo el día en el agua, la arena era para mí un tránsito", afirma esta joven ovetense de 21 años. Sólo había un problema para cumplir su sueño. Nació con glaucoma congénito. Pero su pasión pudo más y nunca dejó de perseguir lo que realmente ansiaba. La falta de visión le llevó a aprender a escuchar las olas. No fue hasta 2012 cuando por fin pudo entrar en el agua a disfrutar sobre la tabla. Fueron sus amigos de la Federación de Surf del Principado, con su modalidad de deporte adaptado, quienes la engancharon a un práctica que la llevará el próximo mes de diciembre a competir en el Mundial de California. "Es un sueño cumplido", anuncia feliz.

La joven, que compagina las sesiones de entrenamiento prácticamente diarias con los estudios de Integración Social en el IES Río Trubia, reconoce que le gustaría dedicarse profesionalmente al surf. Donde otros ven barreras ella sólo ve oportunidades. "Tener una discapacidad no es impedimento para lograr lo que te propongas", afirma rotunda. Y así ha sido. Su entrenador, Lucas García, es quien le guía en la cresta de la ola. "Me anima, me lo paso muy bien con él", confirma, "teniendo una discapacidad visual tener el apoyo de alguien en quien puedas confiar es fundamental".

Sustos en el agua ha llevado "como cualquier otro, he tenido caídas, pero nada distinto a los demás". Lo que le molesta es cuando la gente la ve surfeando, "se quedan mirando y esperan a que me los lleve por delante. Éste es un deporte de riesgo", advierte la joven, quien sufre más lo desfavorable del espacio urbano para invidentes que en el medio acuático. Dar un simple paseo por su barrio le resulta mucho más peligroso que subirse a la ola: "Vas por la acera, te encuentras con las baldosas punteadas y cuando crees que vas hacia un paso de cebra te llevan a la salida de un garaje. También puede pasar que cruces la calle pensando que hay un cebreado y que te plantes en medio de la calzada sin protección", se lamenta. Para evitar cualquier peligro en el agua, la ovetense ha abierto una encuesta en sus redes sociales pidiendo sugerencias para hacerse más visible mientras surfea. Ha ganado la propuesta de una camiseta fluorescente. Y así ha ido al Mundial de California.