Con la eliminación copera aún por digerir y a nueve puntos del Barcelona, el Madrid tiene el imperativo moral de ganar esta noche el clásico liguero, el segundo en cuatro días. Los blancos se juegan seguir vivos en la Liga y también evitar una nueva derrota ante su máximo rival. Una victoria engancharía al Madrid al título. Una derrota lo alejaría de forma casi definitiva. Para el Madrid es el clásico de la necesidad. Para el Barça, el de la sentencia.

En el Bernabéu comparece el líder, un Barcelona que ha agarrado su versión más práctica. Los azulgranas han convertido un trauma en un trámite. Las tres últimas veces que el Barça visitó el Santiago Bernabeú en Liga consiguió la victoria.

A la espera de ver si el clavo de la Liga de Campeones vuelve o no a arder, el Madrid de Solari necesita ganar. Primero para no certificar su segunda muerte en una competición en 72 horas. Y segundo porque tras la manita de la ida, el empate en la ida de las semifinales y el 0-3 del pasado miércoles, la anestesiada afición de Concha Espina esperar ganar un Clásico en una temporada que pinta complicada.

Se barruntan cambios en el once blanco. Más allá del esperado de Courtois por Navas en la meta, en este Madrid extraño Marcelo dará relevo a Reguilón. Con Nacho sancionado, se espera que Varane fuerce su rodilla para el eje de la zaga, donde Ramos también era ayer duda. Carvajal ocupará el lateral derecho. Arriba, Bale entrará por Vázquez. Jugará junto a Benzemá. Vinicius, convocado recientemente por Brasil y hoy en día el gran foco de este Madrid, es insustituible. Por detrás de estos tres parece que jugarán Ceballos, Casemiro y Modric. Isco va en la lista... pero Solari deberá hacer descartes.

En el Barça, Umtiti se perfila como novedad en el lugar de Lenglet junto a Piqué; Arthur parece que tiene un puesto fijo en la media mientras que en la delantera todo está en función del estado físico de Dembélé. Si no está en condiciones, jugará Coutinho, junto a un Messi que espera recuperar su brillo, y el voraz Luis Suárez. Con el crédito de Solari menguante, el Madrid y el Barcelona se ven las caras por última vez este año, si Europa no dice lo contrario.