Redebutará el domingo (18.30 horas) ante el Ciudad de Ponferrada. Kenny Hatch aparca los asuntos extradeportivos al verse inmerso en la investigación del "caso Air Ball", y ya se centra en su sueño: jugar al baloncesto en España. "El simple hecho de estar en Gijón quiere decir que todo se acabó, a partir de ahora quiero disfrutar", aseguró ayer el base norteamericano, mientras se reencontraba con la pista del Palacio de Deportes.
Hatch deja atrás tres meses de incertidumbre que ha vivido desde San Francisco. "Ha sido la situación más difícil que me podía imaginar, traté de tomar la decisión correcta y ahora estoy más tranquilo", indica el jugador, que no ha dejado de entrenarse en su país. Su idea era clara, y asegura que "siempre tuve en mente volver a Gijón, en cuanto vi la posibilidad de regresar y que era viable, he vuelto".
Y llega con las pilas cargadas, con la ilusión intacta de calzarse las zapatillas y volver a anotar canastas. El americano solo piensa en devolver el cariño recibido por parte de los aficionados. "Este año inicié la temporada porque di mi palabra de que volvería y esta segunda vez forma parte de todo eso, de la responsabilidad de formar parte de este club, por la gente que nos sigue, por los compañeros y por formar parte de este proyecto", analiza. La confianza entre el club y el jugador ha sido mutua en todo momento, manteniendo su ficha en la Federación Española de Baloncesto, lo cual agradece al asegurar que "quiero devolver la apuesta que tuvo el club conmigo desde el primer día".
Kenny Hatch regresará al equipo rojiblanco el domingo. Un equipo que llega en su mejor dinámica en lo que denomina como "la tormenta perfecta". Ahora solo espera "ocupar el espacio que el equipo necesite y aportar todo lo necesario para ganar". Sus sensaciones son positivas y recalca que a partir de ahora "quiero disfrutar". El baloncesto es la mejor forma de dejar atrás un calvario que se ha extendido durante tres largos meses.
