Francia se pone seria con el Mont Blanc. La masificación en la montaña más emblemática de los Alpes ha provocado que las autoridades de Alta Saboya -organismo que regula la zona- hayan tomado medidas para frenar las conductas inadecuadas. Así, se ha creado una nueva "brigada blanca" con la que se busca un mayor control en el pico alpino. Y es que cada año aproximadamente 25.000 personas intentan alcanzar la cumbre, de las que una gran parte acampan en la travesía, generando un rastro de residuos que perjudican el medio ambiente. Francia sigue así la estela de Nepal, que también se ha visto obligado a poner coto a los ascensos al Everest, donde la masificación ha pasado factura en la cima más alta del mundo.

Francia ha optado por prohibir el acceso a aquellos alpinistas que no tengan reserva en alguno de los tres refugios de la zona. Para asegurar el cumplimiento, ha estipulado unas duras sanciones: hasta 300.000 euros y dos años de cárcel para cada montañero que no respete la norma.

Los montañeros asturianos ven lógico, en líneas generales, que se trate de controlar los accesos a las montañas, si bien creen que la penalización francesa es "abusiva".

Para Juan Rionda, presidente de la Federación de Montañismo del Principado de Asturias (FEMPA), la normativa en el Mont Blanc no es extraña, ya que, según el alpinista, "las prohibiciones vienen por el respeto al clima y la naturaleza. Los glaciares de Europa y, por tanto, en los Alpes, están en retroceso y los niveles de ellos son cada vez más bajos", indica Rionda.

A su juicio, la masificación es un problema relevante en la cumbre alpina, pues "a mayor número de visitantes, mayor número de residuos". El presidente de la Federación considera que "Francia está concienciada con el cuidado y la higiene en la naturaleza", algo que "se puede apreciar mismamente yendo a un camping en el país galo". Sin embargo, la fama del Mont Blanc, una cima compartida con Italia, va más allá de los dos estados europeos. "Los principales causantes de basura son los extranjeros, ya que muchos de ellos no tienen cultura medioambiental", señala Rionda.

En cuanto a las sanciones, Juan Rionda califica las multas como "demenciales". El montañero sostiene que "si se publicitaran las restricciones adecuadamente, no debería haber mayores problemas". También critica la pena de cárcel, una regla "incomprensible". "Si fuera un delito ecológico, como un incendio o el ataque a alguna cabaña de pastores, lo entendería, pero lo de la cárcel me parece muy serio", juzga Rionda.

Otros alpinistas del Principado, como Nacho Orviz, consideran que la estipulación de estas reglas es "la única forma para evitar los accidentes por la masificación". El gijonés, que ha coronado siete "ochomiles" en toda su trayectoria, cree que "no es algo desacertado", pero es un inconveniente para los montañeros porque tienen que "estar con restricciones". Asimismo, Orviz apunta que "la experiencia de Francia en este tipo de cuestiones asegura que es la mejor opción, pues si han llegado a ello es porque no han encontrado otra solución". A su juicio, las sanciones son tan elevadas porque "la gente se burla de las normas". Además, puntualiza que "ya existía la obligación de reservar en alguno de los refugios antes de ir por la montaña", pero de esta manera se aseguran de que "los visitantes la cumplan". Además agrega que "guste o no guste, las personas destrozan todo lo que pisan".

Mientras, Rafael Viña, que el pasado mes de julio alcanzó la cima de la Punta Walker, en el macizo del Mont Blanc, sostiene que "estas medidas matan el espíritu del alpinismo". Según el montañero gijonés, que trabaja en el grupo de rescates de Bomberos de La Morgal, "se está impidiendo que la gente suba a la cumbre al estilo 'alpino', que consiste en "subir con tienda, saco, hornillo y demás adminículos".

De ese modo, "obligan a tener un refugio en el que te cobran un dinero y dando preferencia supuestamente a aquellos que tengan un guía", indica Viña. El gijonés propone la eliminación de los refugios para acabar con la masificación, en vez de este tipo de normas, que "afectan a los montañeros". "La gente realmente que quiera subir el Mont Blanc lo haría mediante el estilo 'alpino'". El montañero protesta, ya que "el mundo del alpinismo es todo un negocio" y están acabando con "un estilo que se originó en esa zona".