La enorme victoria del Liberbank Oviedo ante el Mallorca-Palma, uno de los gallitos de la LEB Oro, demuestra que el mensaje ha llegado a tiempo y que todo el que debía entender qué tipo de equipo y qué tipo de club es el OCB lo ha hecho. Los de Pumarín dominaron el ritmo del encuentro del primer al último minuto, poniendo un nivel defensivo que asfixió a su rival, y gracias a ello estuvieron con el marcador casi siempre a su favor. Si no parecieron tan temibles los jugadores del Palma fue porque no tuvieron tiempo ni de pensar.

Javi Rodríguez, entrenador del Liberbank Oviedo, se ha desgañitado explicando que el club está a años luz en cuanto a presupuesto de los equipos más potentes de la categoría y que la única forma de luchar contra gigantes es trabajar más que ellos y ser más listo. El Oviedo hizo ayer las dos cosas ante el rival más temible de toda la categoría y al final demostró que ese gigante tendrá los pies de barro mientras no entienda que el talento da la victoria cuando se ha igualado el esfuerzo. También supieron los locales leer mejor el partido, jugadores y entrenadores, y encontrar ventajas en la versatilidad de un OCB que, en un momento dado, puede poner en cancha a un equipo muy grande, con Sergio Llorente de base, Álex Reyes de alero, Nuutinen de escolta, Jakstas de ala-pívot y Devin Wright de pívot. Alternativas que ayudan a salir de momentos de zozobra.

Todo ayer fue muy bonito y muy esperanzador para el Oviedo, sobre todo después de una pretemporada en la que las lesiones han minado la evolución del equipo y en la que, solo en el tramo final, pudieron trabajar todos juntos, a excepción del capitán, Víctor Pérez, único ausente en este debut.

El inicio del partido fue algo así como una carta de presentación de Álex Reyes en Pumarín. El alero les dijo a los ovetenses que tiene una mano privilegiada y que, además, piensa aportar en el rebote y ayudar todo lo posible en defensa. Metió ocho puntos en seis minutos y colocó el marcador 11-5, obligando a Félix Alonso a pedir el primer tiempo muerto del partido. Intentó reaccionar el conjunto isleño, pero se fue al segundo cuarto solo cuatro abajo (15-11) más que nada porque Oviedo anoto 1 triple en 7 intentos.

El nivel físico estaba puesto y, poco a poco, Palma fue comprendiendo que, entrara quien entrara eso no iba a cambiar. Es cierto que, sobre todo en la primera parte, se notó mucho cuando Sergio Llorente se iba al banquillo y su puesto de base lo cubrían tanto Guim Expósito como Tre' Coggins. Ninguno de los dos le tiene aún tan bien cogido el tempo al equipo y ninguno de los dos es un base puro. Aún así, sobre todo Expósito, fue mejorando en esa faceta a medida que pasaban los minutos.

A Palma, en el segundo cuarto, le sostuvo un excelente Löfberg. Gracias al exjugador del Oviedo se fueron al descanso solo cuatro abajo (34-31) y gracias a él obtuvieron la única ventaja del partido (28-27) a 1.44 del descanso. La salida de vestuarios fue otro vendaval, esta vez liderado por el eterno Oliver Arteaga, y la ventaja fue creciendo hasta irse a último y definitivo parcial con una renta de diez puntos (53-43). Un triple a tablero de Nuutinen (59-49) y una antideportivo sobre Jakstas (61-49) parecían haber dejado el duelo solucionado, pero llegaron dos triples de Palma para reducir a seis la distancia (61-55) con todavía 4.50 por jugarse. Pero Wright, Llorente, Reyes y un imperial Jakstas no estaban dispuestos a dejar escapar una victoria que se ganaron con el sudor de su frente.