A 18 días de cumplir 50 años, el marchador madrileño Jesús Ángel García Bragado ha conseguido algo inimaginable: con su octavo puesto en los 50 kilómetros de los mundiales de atletismo de Doha se ha ganado una plaza en los que serán sus octavos Juegos Olímpicos, en Tokio, donde competiria al borde de los 51. Será la guinda en la carrera de un deportista que desafía a la ley del paso del tiempo y, a menudo, le gana la partida. Incluso en condiciones inhumanas como las de Qatar, que notaron todos los atletas. "La peor marca de mi vida me puede permitir ir a Tokio", sentenció Bragado.
Ni siquiera fijar la salida cerca de la medianoche qatarí evitó el calvario a los atletas, que sobrevivieorn a los 31 grados y un 71 por ciento de humedad. "Lo que hemos pasado aquí no es comparable a ninguna otra competición", recalcó García Bragado, que las ha visto de todos los colores en más de treinta años de carrera deportiva. Hace 26, en los Mundiales de Stuttgart-93, se colgó el oro. Ahora conoce sus límites. "Desde luego, este mismo resultado lo firmo en Tokio", declaró tras ser atendido en la clínica de meta, igual que le ocurrió a otros muchos participantes. Como la española Julia Takacs, que también acabó octava: "Nunca me ha había sentido tan mal, no había experimentado algo así, tener que estar en la camilla un rato y con un dolor de piernas increíble. Sólo podía llorar", dijo.
Para García Bragado el sufrimiento no se acabó con la carrera. "Ha sido una noche muy larga", señaló aludiendo a las 4 horas y 11 minutos que empleó en dar las 25 vueltas al circuito, a lo que se sumó una hora más para el control de dopaje. "He dormido poquito, es lo habitual después de una prueba de 50 kilómetros. El cansancio apenas te permite dormir y ahora toca hacer un poco de recuperación con presoterapia, tomar alguna aspirina que ayude a recuperar el cuerpo poco a poco".
Yusuke Suzuki dio a Japón la primera medalla de oro mundial en marcha en una demostración de fuerza desde el primer kilómetro. Otro veterano, el portugués Joao Vieira, ganó la plata con 43 años. Y el bronce fue para el canandiense Evan Dunfee, de "solo" 29 años. Unos minutos después llegó García Bragado, que estaba en otra guerra y logró la recompensa que buscaba en su decimotercer mundial: sus octavos Juegos.