Faltan exactamente quince días para que Lindsey Vonn (Saint Paul, Minnesota, Estados Unidos, 18 de octubre de 1984) sople las velas sin ser una estrella del esquí. Cumplirá los 35 inmersa en su nueva vida, esperando a la boda con el jugador de hockey sobre hielo P. K. Subban, alejada de las competiciones en las pistas de nieve -anunció su retirada el pasado febrero- que la auparon como la "reina del esquí".
La onomástica le llegará en Oviedo el día de la entrega del galardón. En una de las semanas con más agitación del año en el Principado: la de los Premios. Asturias espera ya a la ex deportista, una "celebrity" mundial, galardonada con el premio "Princesa de Asturias de los Deportes". Y faltan 55 días para que la popular Vonn dé un salto de los gordos sin moverse del sofá.
La plataforma de contenidos HBO estrenará el 26 de noviembre un esperado documental sobre la figura de Vonn. El contenido del reportaje se lleva con mucho secretismo. La idea inicial era grabar a Vonn durante su última temporada, en la que podía superar en victorias al mito sueco Ingemar Stenmark (Joesjö, 1956). Finalmente se quedó a solo tres triunfos del hito y se retiró. El documental, que se titulará "Lindsey Vonn: The Final Season", promete descubrir "lugares desconocidos con una atleta de élite en una película desgarradora e inspiradora", según declaró el vicepresidente ejecutivo de HBO Peter Nelson.
Antes del gran estreno a Vonn le toca visitar Asturias. La estadounidense, cosas del destino, tendrá su primer gran acto oficial tras su retirada, con la Familia Real, en la región. El desembarco de Vonn en el Principado es uno de los más esperados en los últimos años, no solo por el aspecto deportivo -82 victorias, 16 copas del Mundo y 138 podios- si no también por todo lo que supone su figura en el panorama mediático. Logró darle un impulso sin precedentes a un deporte como el esquí en un país como Estados Unidos, en el que el fútbol americano, el béisbol, el baloncesto o el hockey son casi asuntos de estado. Vonn, con sus logros, su imparable popularidad -también su medido trato con la prensa, habitual de programas de primetime- puso al esquí en primer plano y le dio un protagonismo imposible hasta su reinado.
Su relación con las grandes marcas comerciales fue -sigue siendo- otro de los puntos clave de apoyo en la trayectoria de Vonn. Pocos deportistas de disciplinas con un foco menor han sabido exprimir y aprovechar tanto el tirón como ella.
Además del esperado documental que estrenará HBO, hace solo cuatro años, Red Bull, la marca de bebidas energéticas que patrocina a la estadounidense, estrenó un reportaje sobre el sufrimiento de Vonn fuera de las pistas. Y es que su larguísimo reinado -una carrera incansable de 19 temporadas en lo más alto- terminó antes de lo debido tras varias campañas a rebufo por el mayor enemigo con el que puede cruzarse un deportista: las lesiones. Los problemas físicos adelantaron el adiós de la reina del esquí. Tenía las rodillas destrozadas para esquiar, no le respondían. Y, aunque podría haber alargado la espera, decidió parar.
No quedaba otra que decir basta tras varios años de pruebas médicas, quirófanos y depresiones por la cruda presión que rodea a los grandes deportistas. En varias entrevistas confesó, hace ya varias temporadas, tomar incluso antidepresivos diariamente para luchar contra la presión. Su gran apoyo en los momentos complicados era por aquel entonces Tiger Woods, el golfista, ahora la expareja de Vonn tras casi tres años de relación. La estadounidense se retiró, se mudó a la costa Este, y ahora vive una nueva vida. Pegada a las redes sociales -1,9 millones de seguidores en Instagram-, se machaca diariamente en el gimnasio y tiene tiempo para otras pasiones. Practica equitación de forma habitual y posa orgullosa con sus cuatro perros. En pocos días se le espera en Oviedo.
