A Fede Valverde (Montevideo, Uruguay, 1997) el apodo, de pequeño, le vino por una mezcla de sus condiciones físicas, piernas de alambre, y su voz chillona. En Peñarol, el club que le catapultó al primer plano en Uruguay, pronto le conocieron como "El Pajarito". Con 21 años, asentado en la primera plantilla del Madrid, en clara disputa del puesto con dos pesos pesados como Kroos y Modric, Valverde ha dejado atrás los prejuicios para convertirse en un elemento básico en los planes de Zidane. Tanto, que el Madrid le tiene blindado hasta 2025.

La última prueba de su importancia en el juego de los blancos se vio en el duelo europeo ante el PSG. Con 1-0 en el marcador, en una de las versiones más atractivas del Madrid en una campaña que parece ir a más, Zidane decidió darle relevo al uruguayo para que entrara Modric. Benzema hizo el segundo antes de que los franceses agitaran el partido en un final trepidante. El 2-2 final, además de condenar a los de Zidane al segundo puesto del grupo, puso de relieve el rol que desempeña Valverde en el entramado merengue: el equilibrio necesario cuando el rival se lanza sin correa.

"Es complicado jugar todo el partido siendo un 'box to box'", se escudó Zidane para explicar el cambio de Valverde tras la igualada. No era la primera vez que el galo definía de esa manera a su pupilo. Con el anglicismo "box to box" se define a los centrocampistas de ida y vuelta; a los que, gracias a su despliegue, escapan de la dicotomía "pivote defensivo" y "pivote ofensivo". Algo así como lo que prometía Pogba a la medular blanca, el gran deseado el pasado verano.

Superado aquel episodio con el medio del United, Fede Valverde emerge esta temporada como una de las mejores noticias del actual Madrid. Sus condiciones resaltan de una manera especial en una posición, la de pivote, en la que los blancos empiezan a notar el paso del tiempo: a Modric y Kroos, 34 y 29 años, cada vez les cuesta más.

Los 21 años de Valverde y unas condiciones naturales de mediofondista le sitúan como destinatario de las plegarias de Zidane. El uruguayo, que asumió con naturalidad el liderazgo de un histórico como Peñarol a los 17 años y que tuvo a Tabárez como influencia en su evolución, se presenta básico en el equilibrio de un equipo que quiere seguir creciendo.