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Ángela Salvadores: "Lo que más me preocupa es que no puedo volver a España"

"Solo se puede salir con un certificado de la Policía", dice la asturiana, jugadora de la Virtus de Bolonia, recluida en su domicilio | Alonso Meana, en EE UU, y Saúl Blanco, en Francia, ven cómo se procede a tomar medidas: "Lo están empezando a organizar"

Saúl Blanco, durante un partido en el Gries Oberhoffen francés. S. B.

El baloncesto no tiene fronteras y, en un caso como el actual, con una pandemia global, hay muchos deportistas a los que les ha tocado afrontar esta crisis lejos de sus casas. Una de las que lo está pasando peor es la ovetense Ángela Salvadores, jugadora del Virtus de Bolonia, equipo de la máxima categoría italiana. La escolta tilda la situación de "grave, bastante extrema".

La competición lleva suspendida desde el 16 de febrero, pero la situación se agravó mucho el miércoles en todo el país, después de que el gobierno italiano aconsejara a todos los ciudadanos permanecer en casa salvo necesidad extrema: salir a comprar comida o acudir a una farmacia. "Tenemos que llevar un certificado de la Policía con nuestros datos personales para enseñarlo si estamos en la calle y justificar que vamos al supermercado o a la farmacia", dice la jugadora asturiana.

Salvadores vive sola en su domicilio boloñés, por lo que la angustia de no poder compartir este momento con alguien cercano se intensifica. Solo tres compañeras de equipo viven en una zona cercana a la suya, aunque con la imposibilidad de pisar la calle y con su familia en León y en Oviedo. "Lo que más miedo me da es que no puedo volver a España porque allí tampoco está la situación especialmente tranquila; mis hermanos se han tenido que ir a León y es lo que más me preocupa", explica.

La asturiana se mantiene atenta a las noticias, pasando las horas como buenamente puede y mirando la calle desde su terraza: "Está totalmente desierta, no hay nadie", señala, añadiendo que "depende de la responsabilidad de cada persona". Para una deportista de élite como Salvadores el hecho de estar retenida en su domicilio, sin entrenarse, es algo extraño. Por ello, en la mañana de ayer decidió salir a estirar las piernas a un parque cercano a su casa: "Fueron cinco minutos", asegura. Durante ese tiempo se percató del cambio radical que ha vivido Italia y, sobre todo, Bolonia: "Volví rápidamente a casa porque no daba buen rollo".

La ovetense realizó hace unos días "una compra grande para no tener que salir a la calle" y ahora se está pendiente de lo que pueda suceder a nivel deportivo, ya que la competición italiana estará detenida, al menos, hasta el próximo 3 de abril. Salvadores espera a una reunión que se producirá el martes y en la que se podría dar por cancelada definitivamente la competición. "Estoy tranquila porque pertenezco a un gran club y me siento cuidada, pero en caso de no reanudarse tengo que tomar una decisión y ver si puedo irme, aunque parece imposible de momento", afirma. Ángela tiene al menos la tranquilidad de sentirse bien: "No tengo ningún síntoma".

Menos dramática es la situación por la que está pasando Saúl Blanco, que cumple su segunda temporada en el Gries Oberhoffen francés, aunque poco a poco va empeorando. Al igual que sucede en España, todas las competiciones se han suspendido. "Nos hemos enterado en el entrenamiento de hoy (por ayer) de que se paraba la competición. La reunión en la que se decidió coincidió con el entrenamiento. Teníamos partido mañana, pero de momento el parón es hasta el 31 de este mes, luego no sé qué pasará" indicó el escolta asturiano.

Gries es un pequeño pueblo, con apenas 3.000 habitantes, a 20 kilómetros de la frontera con Alemania. "De momento está todo muy tranquilo", señala Saúl. Antes de la suspensión ya se habían tomado algunas medidas, "en la última jornada se jugó con un máximo de mil espectadores". El club también les había recomendado "evitar aglomeraciones, la higiene, lo que se está haciendo en todos los sitios". El ovetense, que vive en Beischwiller, una localidad cercana a Gries, de unos 10.000 habitantes, dice que allí también está "todo tranquilo".

Donde parece que las cosas están cambiando muy rápidamente es en Estados Unidos. Allí está el gijonés Alonso Meana, que compite con la Universidad de Illinois Springfield. Aunque los partidos de esta temporada ya han concluido, Meana sigue con sus estudios y observar cómo se ponen las pilas a toda velocidad: "Ahora mismo estamos pendientes de los correos y noticias porque se está cancelando todo", relata el asturiano. Para el canterano del Oviedo Baloncesto, la competición debería regresar la semana que viene con la postemporada, algo que está en duda. Dice Meana que la suspensión de la NBA "ha dejado a todo el mundo muy impactado" y explica que "se están tomando un montón de medidas, pasando las clases a on-line y cancelando un montón de cosas". Una de ellas, muy probablemente, será la fase final de la liga universitaria. "La idea era jugar a puerta cerrada, pero varios equipos han dicho que no van; Kansas, entre otros, que son de los mejores".

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