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Un silbato en el geriátrico

La mierense Tania Cadaya, árbitra de baloncesto, se vuelca en su labor en dos residencias de ancianos

Tania Cadaya, en la residencia de San Juan de Villamiana. T. C.

Tania Cadaya sigue en contacto con el baloncesto porque todos los meses tiene que hacer un examen por Internet en el que se la cuestiona sobre situaciones que se pueden vivir en un partido. Y tiene que aprobarlo para que, cuando todo vuelva a la normalidad, le sigan dando partidos para arbitrar en Liga EBA y en Liga Femenina 2. También le sirve como vía de escape, unos instantes en los que deja de preocuparse de que los residentes de los dos geriátricos en los que trabaja, el de San Juan de Villamiana y El Parador, en Posada de Llanera, sigan bien, sin contagiarse del maldito coronavirus.

Ella, mierense de 35 años, aunque hace ya tiempo que reside en Gijón, es terapeuta ocupacional. Hasta la fecha puede decir con tranquilidad que ninguno de los ancianos que hay en los centros en los que realiza su labor ha enfermado del COVID-19. Aun así, la situación no es sencilla para ella. "Tranquilidad no la tienes nunca porque en cualquier momento puede suceder, el problema es, sobre todo, la gente asintomática", explica.

Otra de las cosas que traen de cabeza a Tania es que no puede tocar a sus residentes y eso hace que su labor se resienta: "Mi trabajo es diferente porque tengo que hacer rehabilitación física y mental y sin un contacto mínimo tengo que realizar mi actividad de otra forma". Algo complicado y que hay que hacer entender a los residentes: "Es difícil explicarle estas cosas a una persona que no está bien orientada, que puede tener un deterioro cognitivo grave".

Y eso también afecta a la forma en la que se comunican los residentes con sus seres queridos: "Quieras o no quieras, la sensación es que no tienen contacto con los familiares, la gran mayoría no están cognitivamente bien y eso dificulta mucho hacer videoconferencias, aun así intentamos hacerlo con las personas que se puede", explica Cadaya. Otra de las herramientas que usan para dar algo de tranquilidad a las familias son las páginas de Facebook: "Colgamos fotografías, siempre con el permiso de los familiares, y así intentamos ponerlos en contacto y darles tranquilidad", añade.

Una de las mejores decisiones que tomaron en esta residencia fue adelantarse a los acontecimientos y cerrarlas a cal y canto antes de que el Gobierno les obligara. Probablemente esa sea una de las claves de que se mantengan sin casos: "Nosotros cerramos los centros antes de que lo mandase el Principado, viendo lo que sucedía en otras partes". La terapeuta ocupacional y árbitra de baloncesto también tiene claro que "los casos vienen porque las medidas de seguridad han sido escasas". Ella misma pone como ejemplo que al principio de la crisis la carencia de mascarillas fue flagrante: "Teníamos una mascarilla para toda una semana".

Hace un par de semanas las cosas comenzaron a cambiar: "El Ejército nos trajo mascarillas y luego está la solidaridad, que es muy importante. Un club de baloncesto, el Arbeyal de Gijón, también nos hizo una donación, algo que se agradece mucho", reconoce.

Trabajar en una residencia de ancianos tiene, además, una implicación muy grande en la vida diaria y personal de sus trabajadores. Y es que las medidas de seguridad han de ser extremas, sabiendo lo que hay en juego. "Cuando voy al súper llevo mascarillas y guantes, y cuando vuelvo pongo toda la ropa a limpiar y me ducho. Tomo el máximo de medidas posibles", insiste.

Y, cuando le queda tiempo, intenta evitar "oxidarse" en su otra pasión, el arbitraje. Ella está en el Grupo 2, en el que lleva cuatro años, y es consciente de que ya será difícil dar otro paso más, uno que le permitiría pitar las máximas competiciones de la Federación Española, LEB Oro, LEB Plata y Liga Femenina. "En ese grupo 1 el nivel físico es mayor y soy consciente de que debe ser gente más joven la que llegue", sentencia.

A pesar de todo, el nivel al que está le obliga a que los fines de semana pase "más tiempo fuera que en casa". Algo que duda que vaya a suceder ya esta temporada, puesto que "viendo como está todo me parece difícil que las cosas empiecen a volver a la normalidad hasta junio", reconoce. Y se hace la siguiente pregunta: "¿Cómo asegurar que un partido pueda ser seguro para el público, los jugadores y los árbitros?".

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