Con el número 5 a la espalda, Raúl Lozano (Salamanca, 25-1-77) merodeó en su etapa en el Sporting (2000-2003) más por el área rival que por la propia. Y explotando al máximo sus condiciones de llegador amargó la vida al Oviedo en dos derbis casi consecutivos. Lozano abrió el marcador en el recordado 0-2 del Tartiere en 2001 y un año después resolvió el de El Molinón en complicidad con su mejor socio, David Villa.
"Es un pase que me da Villa en tres cuartos del campo. La controlo y me planto solo delante de Jonathan, con tiempo para pensar. Al final encontré hueco y fue una gran alegría porque, además, nos sirvió para ganar el partido. Tuvo una Oli casi al final, pero la sacó Valencia".
"Aquella victoria fue diferente al 0-2 del año anterior en el Carlos Tartiere porque el Oviedo acababa de bajar y era el gallo de la categoría. Aquel 1-0 nos dio los tres puntos, pero ganar fuera de casa, y más en el Tartiere, fue especial por venir de donde veníamos".
"Por suerte gané casi todos los derbis asturianos que jugué. Durante la semana anterior, la rivalidad se vivía con mucha intensidad, igual que los días post-partido. Cuando ganábamos al Oviedo, por lo menos en la semana siguiente o incluso quince días, la verdad es que pagábamos pocas sidras. Visto ahora, desde la distancia, aquello era muy bonito".
