Fue una jugada de talento dentro del tono gris que tiñe cualquier derbi. Mossa lanzó en largo, Nahuel mimó el balón caído del cielo y Sangalli, aprovechando la inercia, cogió el balón y, en sexta marcha, maniobró hacia un lado. Javi Fuego chocó con el extremo y el árbitro señaló penalti. Lo aprovechó Tejera para romper el muro del Sporting, imbatido hasta entonces, y marcar la diferencia en un derbi de alternativas en el que el Oviedo mostró que su armazón es de acero. El 1-0 apea a los rojiblancos del liderato en Segunda y le da el primer triunfo al Oviedo.

El partido empezó con chicha. Tardó poco el Sporting en visitar el área azul. Fue una elegante conducción de Manu García que la defensa carbayona logró bloquear. No se había cumplido el primer minuto de juego. Respondió Tejera con una volea desde la frontal y le dio réplica, de inmediato, el Sporting con un chut de Djurdjevic que Femenías despejó con dificultad. La acción continuó con la pelota golpeando la mano de Grippo, en posición natural, acción que validaron tanto árbitro como VAR.

Blanco Leschuk se presentó en la competición con un latigazo muy cerca de la escuadra a los 20 minutos justo antes de que el partido entrara una fase de letargo, adormecida por el dominio posicional del Sporting, aunque con escaso picante. Manu García se convirtió en faro del juego ofensivo. El Oviedo, cerca de Femenías, se arropó y expulsó agua de cada fuga que podía encontrar en su cubierta.

El Sporting basó sus intentos en armas ya de sobra conocidas. Siempre que Pedro Díaz encontraba a Manu aparecían vías de acceso al área azul. Aunque Djurdjevic pareció ajeno al juego. Para el Oviedo, fue una noche de novedades. Nahuel y Leschuk demostraron que Ziganda tenía razón cuando reclamaba tiempo para integrar a los nuevos. Los dos fichajes mostraron que le dan al Oviedo nuevos registros.

Un centro cerrado de Manu que no encontró rematador fue el bagaje ofensivo de la fase de dominio gijonés. Sucedió un poco antes de que, minuto 37, el partido se sacudiera.

Fue en la acción ya comentada entre Nahuel y Sangalli. Tejera convirtió el penalti lanzando raso, al centro, justo al espacio que había dejado Mariño en su caída a la derecha. El 1-0 premiaba el chispazo azul, la acción más brillante del primer tiempo.

El Sporting pasó a dominar de una forma más evidente tras el descanso, empujado por el marcador en contra. Aunque el primer acercamiento fue local. Nahuel disparó centrado. Carmona fue el primer refresco que encontró Gallego en la despensa rojiblanca. Ziganda no tardó en encontrar sus vitaminas: Borja y Mier, chicos de la casa, por Leschuk y Nahuel, dos de los mejores hasta entonces aunque con escasa gasolina aún.

Los cambios mejoraron al Oviedo, que pasó a discutirle la posesión al Sporting, al dar un par de pasos adelante. Los rojiblancos seguían basando sus opciones en el genio de Manu, pero con escasa presencia en el área rival.

Gallego siguió buscando soluciones e hizo debutar a Pelayo, por lesión de Babin, y a Guille Rosas, ya en la recta final. El Oviedo pudo anotar el segundo a los 74 minutos, en un rebote en el área tras una jugada de Javi Mier. No se supo más del Sporting, al margen de algunos centros laterales, hasta el final, en un cómodo desenlace de Femenías y los suyos. El derbi, se volvió a demostrar, se suele dar bien al Oviedo.