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Rivales bajo el mismo techo

Antonio Montoya y Aaron Navarrete, jugadores de Oviedo y Sporting Genuine, conviven en un piso tuleado en Gijón

VÍDEO: Rivales bajo el mismo techo

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VÍDEO: Rivales bajo el mismo techo Pablo Palomo

Antonio Montoya es un centrocampista poderoso y muy técnico que juega desde hace dos años en el Oviedo Genuine, la sección azul para chicos con diversidad funcional. Es el mismo tiempo que lleva Aaron Navarrete, un avispado extremo, en la plantilla del Sporting Genuine. A pesar de que uno luzca el azul carbayón y el otro la zamarra rojiblanca, son muchas cosas las que unen a estos dos jóvenes. Comparten pasión por la pelota, una sincera amistad y hasta habitación. Los dos viven en el mismo cuarto de un piso tutelado por la asociación gijonesa Una ciudad para todos, un colectivo que aboga por la integración laboral de personas discapacitadas. Y los dos aguardan el derbi de hoy con impaciencia. "La rivalidad puede estar en el campo, pero fuera también se puede ser amigos", afirman.

Antonio tiene 20 años, camino de los 21 en un par de semanas. Aaron ha cumplido los 23 años hace pocos días. Los dos se conocieron en las navidades de 2018, cuando llegaron a el piso tutelado. Conviven a la perfección con el resto de residentes. Y se llevan de maravilla. Su habitación está trufada de póster de temática futbolera. Aunque uno juega en el Oviedo y el otro en el Sporting, los dos son bastante madridistas. Uno de los pósters que adornan las paredes de su cuarto es el de la celebración de la última Liga del Madrid y hay otro en el que el conjunto de Zidane disfruta de la Decimotercera. Cuando se les pregunta quién es mejor de los dos con la pelota en los pies, ambos callan picaronamente. Se ve a kilómetros que son buenos chavales.

Su bonhomía se nota cuando hablan. Los dos se imaginan jugando con sus respectivas escuadras el derbi de hoy. En el campo, nunca han tenido que enfrentarse. Por lógica de posiciones, Aaron, el del Sporting, sería el encargado de regatear a Antonio, el del Oviedo. "Si pudiera le tiraría un caño", cuenta con una risilla entre dientes. Antonio, que saca a su compañero la cabeza y casi le dobla en tamaño, acepta la broma. Sabiendo que su amigo es rápido, tiene claro cómo le frenaría. "No le daría una patada, pero sí que le agarraría para que no se me escapara", afirma convencido.

La afición por del deporte rey ha hecho que su relación sea estrecha. Antes del coronavirus, como el resto de mortales, llevaban una vida más sencilla. Acostumbraban a ver los partidos en los bares, los dos juntos. Ahora, con la ciudad en alerta naranja al concentrar el 40 por ciento de los nuevos casos, su libertad de movimientos es más comedida para no arriesgarse a un posible contagio. Así que verán el partido desde su casa, el piso tutelado.

La asociación Una ciudad para todos tiene casi 50 años de historia en la ciudad. Este año fue premiada con la medalla de oro del Ayuntamiento por su labor. El colectivo regenta Vegapresas, un proyecto de economía social que ofrece ocupación a unas 80 personas en viveros. Vegapresas tiene un equipo de fútbol sala. En esa escuadra, Antonio Montoya y Aaron Navarrete no son rivales sino compañeros. Entrenaban los martes en el campo número siete de Mareo, gracias a la implicación de la Fundación del Sporting. Llevan desde que arrancó la pandemia sin pegar una triste patada a un balón. "El fútbol es la cosa que más echamos de menos", afirman.

De cara al partido de hoy, los dos han hecho sus propias cábalas. Aaron Navarrete es el que más claro tiene el resultado. Confía en la victoria visitante (1-2). "Los dos goles los marcará Djuka, que ha empezado muy bien", cuenta. A Aaron, el serbio no le disgusta, pero es más de Manu García. De hecho, los dos comparten el dorsal número 19. Así lo demuestra mostrando un álbum de cromos de la Liga donde sale él con la camiseta rojiblanca. Antonio Montoya apuesta por el empate a un gol, quizás consciente de que los derbis son eléctricos en cuanto a emociones, pero romos en cuanto a juego. Como el resto de asturianos, los dos aguardan con impaciencia el derbi. Pero demostrando una valiosa lección. Que, a pesar de ser rivales sobre el campo, se puede compartir amistad y, como ellos, hasta cuarto.

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