En estos tiempos de puertas cerradas, entrenamientos suspendidos y partidos aplazados resulta muy difícil centrarse en esta competición de Tercera. Y si, además, las bajas se ceban con el equipo, el Llanes lo tenía complicado frente a un Urraca más entero. Consciente de ello, Luis Arturo planteó un partido áspero, duro, de cabeza fría y corazón caliente, en el que cada metro ganado costara sudor y lágrimas. Sus jugadores, a pesar de la juventud e inexperiencia de la mayoría, respondieron a las mil maravillas y supieron interpretar a rajatabla las órdenes del banquillo y llevar el partido a su terreno.
Como, además, se adelantaron en el marcador tras un saque de esquina en el que Ariel ganó el balón de cabeza para que Hugh, en posición dudosa, batiese a José Luis, supieron gestionar la ventaja en todo momento, sin pasar casi ningún apuro y, en otro aguijonazo en la segunda mitad, finiquitar el encuentro. Porque, en ese periodo, nada había sucedido excepto un gran disparo de Genaro enviado a córner por el meta visitante cuando, tras una gran internada, Richi puso un gran centro desde la izquierda y el debutante Alberto, un juvenil con una pinta muy interesante, empujó a la red el segundo y definitivo gol llanisco.
Antes y después, la sensación que transmitió el Llanes fue de control absoluto de la situación y mucha inteligencia a la hora de dominar tácticamente a los de Posada, que defraudaron las expectativas que se tenían para el derbi y fueron sometidos en todo momento por los locales.
